Capítulo 16

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Naruto estaba casi chillando, casi ilusionándose, casi soltando todo lo de su pecho.

Pero nuevamente... casi.

Su felicidad de caminar por los pasillos del instituto se vió estropeada cuando el timbre sonó y Sasuke automáticamente soltó su mano, al mismo tiempo que se alejaba del rubio para crear una distancia prudente entre ellos.

Porque aunque Naruto si podía, Sasuke no podía evitar notar todas las miradas sobre ellos, porque claro, ¿qué hacía Sasuke Uchiha a menos de un metro de Naruto?.

Posiblemente ni siquiera los visualizaban como amigos, los días en que almorzaron juntos había hecho todo lo posible para mantener la reputación de Naruto intacta.

El pelinegro mordió un poco su labio y miró de reojo al rubio, éste estaba más callado de lo normal, jugaba con sus manos y no caminaba como un supermodelo en una pasarela.

Caminaron juntos a la par hasta uno de los salones en donde Sasuke pasaba la mayoría de su tiempo, ya que por lo usual se encontraba vacío debido a que estaba lleno de instrumentos que nadie usaba, ¿por qué? Fácil, estaban en una universidad de tecnología y economía, a la mayoría de los estudiantes les daba por completo igual aprender a tocar algún instrumentos.

— Entonces... Menma Shiin volvió.

Naruto alzó una ceja, sorprendido de que el pelinegro fuera el primer en romper el hielo.

—Parecía haber venido a recuperarte, llevaba una rosa y todo.—rascó su nuca suspirando mientras el rubio apoyaba su peso en una mesa y asentía, para nuevamente quedarse callado.

—¿Por eso estás triste?.

—¿Disculpa?.

—M-me refiero a que... bueno, bueno tu te veías muy bien hace unos segundos y...—De la nada empezó a tartamudear y suspiró para que los nervios no se apoderaran de el.—Pues ahora estás muy callado y raro.

—No me afectó lo de Menma, si eso es lo que preguntas.

Sasuke se sentía como su padre cuando su madre dejaba de hablarle por sus enojos.

Es que trataba de atar cabos y no, sumándole que por alguna extraña razón sentía que la presencia de Menma le había afectado más a el que a Naruto, es que por dios... era un chico perfecto para el rubio, sacando el lado de que era un completo imbécil por haberlo engañado, era muy apuesto y a su corta edad ya tenía un trabajo profesional que le serviría por muchos años más, estaba seguro que el castaño a pesar de ser muy dedicado también podía darlo todo por Naruto si se lo proponía... ¡había viajado desde Italia por el!.

El pelinegro trató de descartar ese pensamiento de su mente pero sin quererlo llegó a una conclusión.

Esa clase de persona podría darle a Naruto todo lo que se merece, porque claro, Sasuke no era ciego, a sus ojos el rubio era muy lindo, simpático y amable, podía ser todo un dioso y llevar prendas absurdamente costosas, pero a su vez era inteligente y llevaba un promedio exageradamente bueno, que si no fuera millonario recibiría una beca sin dudas.

—Pues...¿fuí yo? ¿Te puse de mal humor?—preguntó acercándose un poco al rubio, el cual llevaba ambos brazos cruzados.—Puedes decirmelo, somos amigos, ¿no?.

Amigos.

Naruto suspiró y peinó su cabello tratando de concentrarse en otra cosa, no quería explotar, claro que no tenía oportunidad con Sasuke, éste ni siquiera pensaba en ellos como algo más que amigos, hasta había admitido en una ocasión que no le devolvería un beso, joder.

—Me iré a casa, Sasuke.—agarró su bolso y se bajó de la mesa.—Nos vemos luego.

—No, espera.—tomó sus hombros y lo hizo detenerse.—Yo... quiero tener la certeza de que está todo bien, no quiero que te vayas enojado conmigo, Naruto.

𝐸𝓋𝑒𝓇𝓎𝓉𝒽𝒾𝓃𝑔 𝒾𝓈 𝓅𝒾𝓃𝓀 $ 𝒮𝒶𝓈𝓊𝓃𝒶𝓇𝓊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora