12. Eres

30 4 9
                                        


- Nos volvemos a encontrar Eiji Okumura.- Mencionó Yut-Lung acercándose a el lugar donde entrenaba el japonés.

- ¿Vienes a arrojarme otra taza? - Preguntó con un poco de mala gana.

- No, si quisiera hacerte daño no tendría escapatoria, por un lado, tengo a Sing protegiéndote y por otro Ash me haría añicos.- Contestó.

- ¿Y ahora me acosas?

- No te creas tan importante, solo estoy de paso. Además, quería observar si eras tan bueno en el salto de pértiga como para ser acreedor a una beca deportiva.

- No sabía que te dedicabas a evaluar quién es merecedor de una beca.

- Pues ya sabrás que pertenezco a una familia rica, ¿quién crees que está pagando tu estancia aquí?

- Bueno en todo caso quién está pagando mi estancia aquí son tus padres, no tú.- Señaló.

- Me sorprende tu arrogancia, ¿te la pegó Ash?

- No, yo aprendí solito.

- No sé porque sigo perdiendo mi valioso tiempo hablando contigo.

- Pienso lo mismo. Se supone que tú me odias.- Indicó el japonés.

- No te odio. Simplemente no me agradas.- Aseguró.

- En ese caso yo no seguiría conversando con alguien que no me agrada.

- Eso podría significar que empiezo a tolerarte un poco, casi nada.

- Si seguimos así nunca terminaremos ésta conversación.

- Tienes razón. Deberíamos cambiar de tema.- Dijo cruzando los brazos.

Ninguno de los dos sabía porque seguían con esa conversación, sobre todo porque la ultima vez que hablaron no salió nada bien. Eiji no tenía en claro si estaba cometiendo un error nuevamente. Quizá era demasiado compasivo o muy malo tomando decisiones.

- Entonces.. ¿Tu y Ash son viejos compañeros de cuarto?

- Ah, ya te lo dijo. Debo suponer que no dijo nada bueno de mí.

- Pues.. la verdad no.

- Ni siquiera sé porqué pregunté si ya sabía la respuesta.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- ¿Qué?

- ¿Alguna vez, escuchaste a Ash gritar entre sueños?

- Sí, pero fingía que no me daba cuenta.- Claro que lo recuerda, esos momentos los tiene tan vívidos en su mente, recuerda ir a dormir y de repente en la madrugada escuchar unos sollozos o gritos, Ash siempre se levantaba al baño para echarse agua en la cara cuando aquello sucedía, Yut Lung se daba cuenta, pero prefería fingir seguir dormido. Después de todo ¿cómo lo iba ayudar? ¿qué se supone que se hacía en esos casos? Lo mejor era quedarse callado.

- Ya veo.- Dijo jugando con sus propias manos.

- Creí que me ibas a sermonear o algo así.

- Bueno si lo pensé, pero... sinceramente yo tampoco sabía como actuar la primera noche.

- Pues es normal. ¿Por qué crees que ninguno de sus anteriores compañeros lo ha soportado?

- Eso es porque ninguno tenía ninguna pizca de empatía. Estoy seguro de que nunca le preguntaron si se encontraba bien.

- ¿Empatía? No me hagas reír, lo único que quiere un universitario cuando llega a su cuarto es algo de paz y poder descansar tranquilo después de tanto maldito estrés.

Quiero conocer tu mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora