3. Discusión

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Han pasado 2 meses desde que Eiji llegó a Nueva York, su relación con Ash iba mejor que nunca, eran buenos amigos. Eiji conoció a más personas e hizo nuevos amigos, en ocasiones salía con Sing o sino con Atenea, todo parecía marchar bien.

Eiji iba de visita a ver a su tutor, era un conocido de su familia, sino hubiera sido por él ni siquiera estaría ahí en Nueva York, fue de gran ayuda para que sus padres accedieran a el intercambio estudiantil. Ibe procuraba mucho de Eiji y lo cuidaba como si de su hijo se tratara. Se podría decir que tenían una relación padre e hijo a pesar de que solo se llevaban 8 años de diferencia.

El japonés no se quedaba a dormir en casa de Ibe, siempre que lo visitaba regresaba en la noche a su edificio, esa era la rutina, transitaba por las noches eligiendo las calles más concurridas para no temer por su seguridad.

Caminaba distraído cuando sintió la presencia de alguien que lo estaba siguiendo, trataba de apresurarse para perderlo de vista pero al ver que no funcionaba comenzó a adentrarse entre los callejones hasta llegar a un punto sin retorno, volteó a ver a todos lados y al parecer lo había perdido, se sintió aliviado, hasta que de repente escuchó detonaciones de arma de fuego cerca de donde se encontraba, se escondió detrás de un contenedor para cubrirse, asomó su cabeza para ver cómo le disparaban a un hombre y vio la silueta del asesino, le era familiar, no lo podía creer.

-¡Eiji!-Ash se dio cuenta de su presencia, se sentía frustrado, le había costado tanto esconder ese secreto, la doble vida que vivía y ahora todo parecía desmoronarse ante sus ojos, rápidamente guardó su arma mientras Eiji solo lo observaba sin saber cómo reaccionar, definitivamente miedo no era, es solo que cuando encontró su arma aquella vez nunca se imaginó que su amigo se dedicara a eso que acababa de presenciar, el cuerpo de la persona a quien le disparó yacía ahí en el suelo desangrándose.

Aún se escuchaban los sonidos de disparos a lo lejos, al parecer había una riña entre pandillas. Ash guardando la compostura se acercó a Eiji para sacarlo de ese lugar y protegerlo. Habló con Alex antes de retirarse para pedirle que le cubrieran las espaldas, no quería que ocurriera una tragedia y le disparasen al azabache. Se fueron alejando de aquel lugar, el mayor no decía nada y solo lo seguía, fue una caminata bastante incómoda hasta que llegaron a su departamento. Definitivamente no podían actuar como si nada malo hubiese pasado.

-Tienes sangre en la camiseta- habló al fin Eiji.

-¿Y qué?

-¿Y qué? ¿Por qué estás haciendo esto?

-¿Quién crees que soy? Soy un asesino. Debiste haberte dado cuenta cuando encontraste mi arma, además ya viste a que me dedico.

-¿Por qué lo mataste?

-Maté a ese traidor porque vendió a sus amigos, dejó que los liquidaran a pesar de que ellos suplicaban por sus vidas y quienes hacen eso lo volverán a hacer una y otra vez. Pagó el precio de su decisión, eso es todo.

-No soy nadie para meterme en tus asuntos. Ash, tú no eres como los demás, tú eres más que un simple asesino. Eres inteligente y excepcional.

-Claro, excepcional para matar.

-¿Por qué hablas así? No eres como la gente ordinaria, no entiendes los sentimientos de los que no son como tú.

-¡Dame un maldito descanso!, ¡¿Quién te crees que eres?! ¡¿Mi jodida madre?! Ya me cansé de tus sermones. No se trata de ser razonable, el poder lo es todo, así es el mundo en el que vivo. ¿Qué querías que hiciera? ¡¿Dejarlo vivo y ver como después me mata?!. ¡¿Qué sabes tú de eso?!

-Nada. Probablemente ya estaría muerto en tu mundo. Pero tengo algo que decirte, no estás siendo como el Ash que conocíamos Atenea y yo, al que le gusta bromear y ser sarcástico.

Quiero conocer tu mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora