- ¿Eiji? - dijo observando la pantalla del celular. Era una llamada entrante.
- Ash, lamento llamarte a esta hora. ¿Sucedió verdad?
- Siempre lo notas ¿no? Cuando alguien pide auxilio internamente. Es como tu sentido de intuición -sonrió.
-Dime ¿Estás bien?
-No te preocupes Eiji. Solo estoy ansioso por mi primera sesión con el psicólogo.
- Me imagino, no debe ser cosa fácil - habló-. No te preocupes, si te sientes mal de nuevo, no dudes en llamarme.
- Gracias amor.
- De nada, cariño - contestó.
La noche transcurrió, el amanecer apareció y con ello un nuevo día para el lince.
Cuando despertó no había ningún rastro de Sing.
Apenas cerró la puerta se encontró con su mejor amigo.
- ¿No tienes espacio para un compañero más? -preguntó Shorter quien caminaba por el pasillo donde se encontraba la habitación del rubio.
- ¿Por qué? ¿Te echaron?
- No, pero se estuvo quejando de mis ronquidos.
- No lo culpo, cualquiera lo haría -insinuó.
- ¿Vamos a la cafetería? Los demás ya deben estar esperándonos ahí.
- Adelántate, tengo algo que hacer antes - respondió. Salió del edificio para ir camino a la facultad de psicología.
Al entrar se topó con quien menos esperaba.
- Ash, ¿qué haces aquí? -preguntó la chica castaña.
- Vine a tomar terapia -contestó desviando la mirada.
- Ah ya veo, piensas retomarlo, me alegro por ti - manifestó con una sonrisa.
La última vez que habían hablado fue cuando dieron por terminada su relación.
De alguna forma ella fue su soporte en esos 4 meses de relación que tuvieron. No solo cuidaba de él físicamente, sino que también intentó ayudarlo a tratar su salud mental. Cualquiera pensaría que fue un buen noviazgo, pero en realidad era todo lo contrario, puesto que fue más una relación de conveniencia.
El hecho de ser estudiante de psicología y haber intentado ser la terapeuta de su pareja, tarde o temprano saldría bastante mal. Sobre todo, por la falta de responsabilidad afectiva.
- No te quito más tiempo, espero que te vaya bien - se despidió. Esperaba que Ash se ofreciese a ayudarla cargando la pila de libros que llevaba consigo.
- Gracias - contestó el rubio y prosiguió caminando a donde tomaría la terapia.
Definitivamente ya no era como en los viejos tiempos. A ambos les gustaba leer y pasaban tiempo de calidad en la biblioteca. Cuando terminaron, la chica solía verlo ocasionalmente en la biblioteca de la ciudad, acompañado de ese chico japonés.
.
.
.
¿Cómo se supone que retomaría el salto de pértiga? No se sentía lo suficientemente motivado.
Cuando estuvo a punto de saltar, un sentimiento de vacío inundó su mente y se detuvo. Quedó varado preguntándose si aún valía la pena intentarlo.
Es verdad, estaba tan seguro en qué lo retomaría cuando regresara a su tierra natal, pero ya no se sentía capaz.
![](https://img.wattpad.com/cover/322562598-288-k381536.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Quiero conocer tu mundo
Ngẫu nhiênAsh Lynx un joven universitario de 20 años que está cursando su tercer año en la universidad, mientras que Eiji Okumura de 22 es un estudiante de intercambio y quien es el próximo compañero de cuarto de Ash, cuando se conocen se dan cuenta que son m...