Fue una gran coincidencia que se conocieran siendo de mundos tan diferentes y a pesar de eso nunca sintieron ningún tipo de rechazo hacia el otro. Haberse conocido tal vez se trataba de lo mejor que les ha pasado en la vida. Ash se sentía seguro a lado del japonés quién al parecer ya estaba desarrollando sentimientos que no correspondían a una simple amistad; él no estaba seguro en contarle, no se perdonaría perder esa hermosa relación, ¿qué tal si se enfadaba o simplemente se alejaba de él? No tendría el valor para aceptar eso, por eso prefirió guardárselo, quizá era lo ideal. ¿El problema?, inconscientemente se le declaró aquella noche que llevaba unas copas de más, lo peor es que ni siquiera lo recordaba, totalmente lo contrario a Ash, él recordaba perfectamente esas palabras, el si estaba consciente, aún así no volvió a hablar de ese tema.
Además, ¿cómo debía sentirse si su mejor amigo se le había declarado indirectamente?. Después del beso empezaba a dudar lo que sentía por él, ¿acaso también le gustaba?. Consideraba que era lo más probable, es la primera persona en la que confiaba al cien por ciento tanto que hasta incluso se atrevió a hablar de su pasado, tema que no hablaría con absolutamente nadie, ni siquiera con su mejor amigo Shorter. Eiji era como su refugio, su lugar seguro, dónde se olvidaba por un momento que él estaba a cargo de una pandilla; la primera persona que no esperaba nada a cambio, en otras palabras, lo quería incondicionalmente.
Las noches que despertaba por sus pesadillas el estaba ahí, esperándolo con los brazos abiertos para tranquilizarle, las noches que salía por trabajo siempre le decía que llegara con bien y a pesar de que el nunca quiso que Eiji se enterara a que se dedicaba, cuando lo hizo no se alejó de él. Sin darse cuenta, el japonés se convirtió en su persona más importante, por la que incluso daría su propia vida.
Tenía que encontrar la manera de aclarar esos sentimientos, pero ¿cómo? Sería muy vergonzoso y cursi tener que decírselo directamente, quizá debería alentar a Eiji para que le volviese a decir que gustaba de él y así contestarle que sus sentimientos eran correspondidos. Tal vez era su tonto ego de creer que siempre tenían que declarársele a él y no tomar la iniciativa.
Ese día Eiji se levantó más temprano que de costumbre, los fines de semana asistía sin falta al gimnasio debido a que últimamente estaba perdiendo condición física, por lo que Sing se ofreció a ayudarlo con su rutina. Sing entrenaba frecuentemente por su pasatiempo al boxeo.
Inesperadamente Ash apareció cuando se encontraban en plena sesión.
—Ash, no sabía que también venías al gimnasio de la universidad— sonrió por encontrárselo.
—Si, que coincidencia, hace mucho que no me ejercito como debería—le devolvió la sonrisa.
—Hola Ash— saludó Sing
—Hola— respondió seriamente.
—¿No quieres unírtenos?— sugirió Eiji.
—No creo que sea bue..
Interrumpió —Claro. ¿Tu vas a ser mi instructor, oni-chan? —coqueteó guiñándole un ojo.
—Eh, bueno es que yo, yo no soy quien maneja mi rutina. Sing me ayuda con eso. Él es el experto—halagó a su amigo.
—Eiji, de verdad no creo que el esté de acuerdo con esto— insinuó el chino.
—Te equivocas, enséñame como entrenas, quizá me sirva—contestó lo menos arrogante posible.
—En ese caso, no perdamos más tiempo —expresó Eiji.
¿Ash bajando la guardia? A Sing le parecía sumamente raro, Ash siempre estaba con la guardia en alto la mayoría del tiempo, verlo actuar de manera relajada siendo no tan grosero como de costumbre, se daba cuenta de que no lo hacía simplemente porque ahí se encontraba Eiji con ellos, debía haber algo más.
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Quiero conocer tu mundo
De TodoAsh Lynx un joven universitario de 20 años que está cursando su tercer año en la universidad, mientras que Eiji Okumura de 22 es un estudiante de intercambio y quien es el próximo compañero de cuarto de Ash, cuando se conocen se dan cuenta que son m...