Your Name ☠ Death Note [LawLight] ✓Omegaverse

[27] ☠️ Edén ☠️

¿Era esto el paraíso? Las hermosas praderas colmadas de gardenias, los surcos de jazmín que brotan un aroma sublime. O la arboleda verdosa que nos rodeaba, el camino de rosas con vibrantes colores que se abrirían en completa devoción dándome una cálida bienvenida. Siendo cubierto con finos pétalos que se alzaron ante mis ojos cegados como una figura hechizante, inalcanzable para mi alma quebrada.

Era el paraíso infernal de la mortífera danza de sus caderas que se acercaron sutiles hacía mí, con cada paso lento y tortuoso que me tentaba, pareciendo un astuto felino juguetón que buscaba condenarme con su mirada sugestiva.

Sumiéndome en su presencia, sin importar en dónde me encontraba, ni el fatídico panorama que nos rodeaba.

Después de todo, su sonrisa espléndida me confirmaba que el único alfa merecedor de tal premio a tan arduo trabajo era yo mismo. Su mirada me decía que merecía la redención, luego de correr millas entre montañas colmadas de arena, tan altas como la confusión y el temor de avanzar hacía obstáculos imposibles como el calor abrasador de un sol ardiente que quemaba mi piel, que nubla mi vista y entorpece mi proseguir hacía la meta lejana, que nubla mi visión hacía el paisaje final. ¿Esos labios húmedos serán las aguas que mi cuerpo deshidratado necesita para reconfortarse? ¿Acaso fue su interior la fuente de la inmortalidad capaz de levantar a mi cuerpo de la desesperación?

En mi agonía surreal le vi cerrar las cortinas con las puntas de sus dedos, antes de ascender a mi cuerpo desarrollando su cuerpo semidesnudo frente a mí. Tenía sus cabellos negros cayendo frente a sus ojos celestes como una hermosa cascada, sus ojos me parecieron ser más brillantes en la oscuridad del reflejo azul. Sus manos delicadas acariciaban mi piel encima de la ropa que me cubría, dejándome deseoso de sentir su tacto ardiente. Su aliento fresco acariciaba mis labios.

Él parecía ser consciente de que yo no podría contenerme, tal vez me conoció tan bien, que sabía mi incontrolable deseo de acortar la distancia y saborear sus belfos delicados y rosados, para pasear mis manos curiosas por su exquisito cuerpo que me mantuvo preso por días consecutivos, anhelando una oportunidad semejante para acercarme a él.

Pero mi Omega, al parecer no estaba dispuesto a cederme el favor de la impaciencia. Tan solo soltó una suave risa juguetona moviendo su intimidad de forma insinuante, pasó mis dedos por su piel tersa y noche iluminada por un rato de luna. Con mis dedos, acarició su cuello estilizado, libre de cualquier imperfección que pudiese opacarle.

Yo maldecía los segundos que trascurrieron dónde mi cuerpo ferviente se encontró preso de sus juegos. Sus besos húmedos revitalizantes para mi rostro enrojecido me sumergieron en su propia magia que arrasó con cada pieza de mi cuerpo ardiente.

Su anatomía flexible viajó hasta mi zona inferior, acariciando, besando y atacándome con su mirada celestial que recorría mi cuerpo con descarado anhelo. Remordiendo a mi lobo que ansía tomarle como mi Omega, burlarme de todo aquello que pudiese interferir entre ambos.

Porque aquel joven es mío, porque aquel joven me desea como yo a él.

Porque faltó unos movimientos incitadores para eliminar nuestras prendas ropas, para privarle de continuar su excitante tortura.

-No juegues conmigo... -Supliqué incapaz de controlar el intenso placer que su cuerpo me provocaba, que me arrastraba a un demencial instinto de saciarme en su cuerpo. -Te necesito.

Él tan solo sonreía, con esa expresión socarrona que me desafiaba, para mantenerme cautivo entre mi irremediable obsesión. Obsesión que me obligaba a castigar genuinamente a este Omega insolente. Besando su cuello, mordiendo sus labios que me mantienen bajo su encanto y probando su delicado terciopelo que conforma sus intimidades. Para así deleitarme con verle retorcerse incapaz de soportar la estimulación que solo yo puedo otorgarle, para bautizarme en sus aguas sagradas y obtener un pase a la tierra prohibida.