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- ¿Se puede?

-Pues es un lugar vacío, usted puede hacer lo que guste.

Escucho como exhala fuerte y se sienta con rostro cansado. -Catalina ya me he disculpado por más de un año, ¿Qué tan rencorosa eres?

Giro un poco para ver a Teodoro de frente, pero no puedo evitar recordar todo lo malo que fue y todo lo que me decepcionó. -No es rencor Teodoro, no te confundas, es solo que no nace en mi ningún sentimiento hacia ti, no sé qué es lo que esperas, pero créeme, no me interesa tratar contigo.

-Catalina, ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

Su voz deja ver la súplica que sus ojos desbordan, pero eso no logra mover nada en mí. -No tengo nada que perdonarte Teodoro, no hay nada que me moleste de ti, es solo que tampoco hay nada que me agrade, eres una persona con una perspectiva del mundo muy distinta a la mía, no quiero parecer grosera, pero no creo que podamos encajar muy bien.

-Catalina, sé que no fui la mejor persona que has conocido, pero realmente quiero arreglar las cosas y que volvamos a ser amigos...

Su voz es triste y algo insistente, pero eso solo me hacen reforzar lo antes dicho, sonrío tristemente y muevo la cabeza de lado a lado. -Tu dijiste que nunca fuimos amigos, no hay a donde volver Teodoro, perdona, pero no le veo caso a esta conversación.

- ¿Por qué eres tan terca Salazar?

Lo veo ponerse de pie con el enojo creciendo dentro de él, siempre es lo mismo, empieza siendo amable, pero poco a poco su máscara se desmorona y el show se viene abajo, haciéndome confirmar cada vez porque no quiero a una persona como él cerca de mí.

- ¿Qué es lo que planeas ganar de ser mi amigo? ¿Qué buscas? ¿Qué es lo que te motiva? ¿Qué es lo que realmente quieres?

Me pongo en pie para verlo más a su altura, pero eso no parece afectarle en lo absoluto, se limita a fijar sus ojos en los míos mientras suaviza su mirada lentamente. -Solo quiero que todo sea como antes, platicar de todo y reír de la nada, poder estar cerca sin que te preocupes por mi o simplemente estar ahí para ti si lo necesitas.

Asiento lentamente y lo veo un par de segundos antes de hablar. -Me hubiese encantado que tuvieras esta reacción cuando intenté hablar contigo, todo habría sido diferente, pero no fue así, después de lo que dijiste e hiciste... me heriste tanto emocional como físicamente, ¿tienes idea de cuánto tiempo estuve con moratones en los brazos? ¿Y cuánto tardo en desaparecer el dolor? ¿Qué se supone que haré el día que te molestes y yo esté cerca? No estoy dispuesta vivir con la incertidumbre latente de no saber cuándo explotarás y que tanto puedas lastimarme cuando eso pase.

-Catalina yo...

Lo veo acercarse a mi e instantáneamente me alejo. - ¡Ni siquiera me das la oportunidad!

El Teodoro de mis pesadillas reaparece y me alejo aún más. -Como quieres que lo haga si de inmediato esta faceta tuya sale a la luz y solo me hace revivir tus palabras y actos hirientes.

Veo como chocan sus emociones y toma el control sobre sus actos nuevamente. -Perdón, es solo que...

Levanto la mano para detenerlo, mientras sonrío ligeramente. -No te preocupes, es momento de irme.

Tomo mi mochila y salgo del aula con rumbo a la puerta principal, justo cuando llego a las escaleras para bajar a la banqueta siento como me toman del brazo y me giran. -Déjame hablar, por favor...

Tomo su mano en mi brazo y lo hago soltarme lentamente. -Tus acciones han dicho mucho más que tus palabras Teodoro, no sé si después de todo, pueda creer lo que digas.

Siempre a veces es muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora