Detalles

3 0 0
                                    

Ha sido la semana más larga de mi vida, el sábado tuve que hablar de nuevo con mis padres sobre el programa y mi aceptación en Bontfalt, hacer que no me quitaran la autorización para irme fue una tarea titánica, nunca los había visto tan decididos, aunque tampoco yo nunca había querido tanto algo como para no dejarme vencer o aceptar una negativa por su parte.

Desde que cerramos el tema y lanzaron todas sus reglas entre ellas que debo darles información completa sobre donde me quedaré y referencias de la empresa a la que voy, sumado a eso, me he vuelto loca buscando donde es que voy a hospedarme. La chica de Bontfalt me habló como lo habíamos acordado unos días después, me proporcionó horarios, actividades, calendarios, direcciones y demás, por suerte los horarios no son tan pesados y tendré tiempo para realizar trabajos y tareas para ambas escuelas, pero creo seriamente que tal vez deba buscar también un trabajo por las noches o de fin de semana, vivir en otro país siempre puede ser más costoso de lo presupuestado.

-Hola Corderito.

-Hola.

- ¿Así de mal?

Volteo para verlo pues hasta ahora había estado con la vista fija en mi teléfono. - ¿Perdona?

-Estas ida Corderito, toda la semana has estado igual, no hablas, apenas y saludas, ni se diga nada de siquiera intentar pasar un rato contigo, ¿pasó algo?

Una triste sonrisa de medio lado aparece en mi rostro y eso hace que Cástor se siente en el lugar frente a mí. -Me queda una semana para resolverlo todo antes de que mis padres revoquen su autorización.

- ¿Por qué? Creía que ellos estaban de acuerdo con todo.

-En realidad, se supone que sí, tuvimos una larga charla sobre eso, pero terminaron aceptando que me iría, el detalle ahora es que debo encontrar donde me quedaré y todo lo que eso implica, tengo una semana para tener todo listo, las últimas dos semanas he buscado lugar de hospedaje y no encuentro ninguno que pueda pagar y si puedo pagarlo está a más de dos horas de la oficina, sinceramente creo que debo conseguir un trabajo una vez esté allá, pero no puedo decirle a mis padres porque sería otro problema por el que preocuparse para ellos.

-Te ahogas en un vaso de agua Corderito.

La voz de niño rico se hace presente y hace que se me revuelva el estómago, odio tanto que use esa faceta conmigo así que me limito a girar los ojos y volver a mi teléfono. -No te ofendas, pero hay mucho que debo resolver antes de ponerle atención a tus boberías.

- ¿Ya te había dicho que eres muy berrinchuda?

Pongo mis brazos al frente y escondo mi cara entre ellos dejándome caer sobre la mesa, el tiempo está consumiéndome y no tengo humor para pelear con Cástor. - ¿Corderito?

Su voz suena mucho más tranquila, así que respiro profundo y volteo a verlo con paciencia sin levantar la cabeza. -Dime.

- ¿Por qué siempre ayudas a los demás, pero te es tan difícil pedir ayuda?

Su voz es tierna y compasiva, se acerca un poco más, pero sigue respetando mi espacio, es muy raro verlo así y logra llamar mi atención por completo. - ¿Eso que tiene que ver con esto?

Pone sus brazos de la misma manera que los míos y se recuesta sobre ellos para verme a los ojos de manera más eficiente. - ¿De qué crees que te sirve tener a un amigo como yo si no lo aprovechas cuando lo necesitas?

Sonrío y volteo nuevamente hacia abajo escondiendo mi cara. -Cástor, eres mi amigo no un agente de bienes raíces, sigo sin saber ¿Qué tiene que ver eso con esto?

Lo siento moverse, pero no lo escucho hablar hasta que siento como deposita un beso sobre mi cabeza. - Tienes toda una semana sufriendo porque no sabes que hacer, sin embargo, cuentas con un amigo absurdamente adinerado con departamentos en casi cada ciudad importante del mundo y casualmente podría ayudarte a conseguir donde hospedarte, pero prefieres sufrir.

Siempre a veces es muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora