Epílogo

5 0 0
                                    

-Hola Catalina.

-Hola Cástor, tiempo sin saber de ti, él señor director no se ha dejado ver últimamente, ¿estás muy ocupado?

Lo veo sonreír y mover la cabeza de lado a lado. -A veces más de lo que me gustaría, pero ya que todo pase definitivamente a mi mando la carga disminuirá, papá empieza a confiar realmente en mis decisiones, pronto dejará de ver con lupa cada movimiento que haga.

Durante los últimos meses lo he visto muy poco, su padre lo ha estado entrenando para hacerse cargo de todo y entre eso y los eventos a los que debe asistir, vernos se ha vuelto algo complicado, en la oficina siempre está rodeado de ejecutivos y solo nos vemos en las reuniones en las que ambos debemos ser más adultos de lo que parecemos. Él es director y cada vez tiene más trabajo, la división de prácticas que ahora dirijo está creciendo bastante y nuestras agendas más saturadas que nunca, por lo que su llamada ayer para vernos fue algo fuera de lo normal.

Sonrío un poco al igual que él y le hago una seña para que tome asiento a mi lado, cosa que hace sin pensar mucho, pero no habla, nos limitamos a ver el río fluir ante nosotros, hasta que un gran suspiro mío rompe con el silencio. –¿Vas a decirme para que me citaste aquí?

-Tan ansiosa como siempre corderito.

Siento como un escalofrío me recorre por la espalda y una enorme sonrisa crece en mi rostro, hacía mucho tiempo que había dejado de llamarme así. La última vez que lo hizo, dijo que no volvería a llamarme de ese modo, porque no quería seguir con algo que nunca tendría un futuro.

Me giro hacia él, aunque él no hace lo mismo. -Tú me...

-Sabes... desde hace algún tiempo he notado que has vuelto a ser aquella imprudente chica rara que solías ser cuando te conocí en la universidad.

Sus palabras suenan un tanto nostálgicas, pero sigo pensando en el apodo que hace tanto tiempo no escuchaba. -Cástor, me llamaste ¿corderito?

Se gira hacia mí con una dulce sonrisa, una especial que no veía en él desde hace mucho, dejándome sin palabras al instante. -Catalina, eres una chica fuerte, decidida, valiente, inteligente y admirable, en algún momento dijiste que yo no merecía sobras de amor y que era injusto pensar en estar conmigo cuando tú no estabas bien, por eso, decidí alejarme de ti porque creí que sería lo mejor y porque no quería presionarte, pero aun cuando dije que creía que un nosotros nunca ocurriría, en realidad no perdí la esperanza de que aún pudiésemos crear una historia juntos, hemos pasado por tantas cosas, buenas y malas que no imagino compartir mis logros y fracasos con otra persona que no seas tú, siempre estás ahí y cuando no has estado algo me falta, desde hace algunos meses me he dado cuenta de que ya has sanado completamente, de que nuevamente eres un espíritu libre, completo y bondadoso que no necesita de nada ni nadie para salir adelante, por eso creo que ahora ya puedo hacer esto.

Del bolsillo interno de su traje saca un pequeño lirio rojo y me lo ofrece lentamente con una leve sonrisa en el rostro. -Estoy enamorado de ti, pero no es solo eso, quiero que me des la oportunidad de demostrarte realmente cuanto te quiero, cuanto quiero estar a tu lado y cuanto deseo que esto sea mutuo.

Me quedo callada alternando mi vista entre la flor en su mano y sus ojos, aunque sin darme cuenta las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas. Castor deja el tulipán en mis piernas y con sus manos cubre mi cara mientras limpia mis lágrimas con los pulgares. -Hay corderito, siempre tan extraña y a la vez tan fascinante, ¿Por qué contigo nunca nada es sencillo?

Una risa nerviosa sale de mí y aún más lágrimas brotan de mis ojos. -Si no fuera así nunca me habrías dicho esto.

Pasa una vez más sus pulgares por mis mejillas y me acerca lentamente a hacia él. Hemos pasado por tanto juntos, ha estado ahí para mi cada vez que lo necesité incluso cuando no lo pedía y se ha vuelto tan importante para mí que cuando no estaba cerca sentía su falta y aun cuando desde hace algún tiempo ya sentía quererlo más que como amigos no me parecía justo estar con él cuando no estaba bien conmigo, pero he sanado, de nuevo soy feliz, soy libre y soy alguien que realmente terminó cayendo en los trucos de este lobo que con toda la paciencia y ternura del mundo supo conquistarme sin siquiera intentarlo realmente.

Está a solo unos centímetros de mi rostro cuando lo veo dudar y detenerse, gesto al que sonrío tomando su rostro con mis manos y terminando con la distancia entre nosotros para por fin, después de tanto besarlo nuevamente, sus labios son suabes, dulces y familiares, siento como se mueve lentamente, tomando uno de mis labios entre los suyos y después el otro haciendo que la electricidad entre nosotros aumente, haciéndome incapaz de alejarme por no sé qué tanto tiempo, hasta que él rompe el contacto, pero deja su frente sobre la mía.

- ¿Entonces puedo hacerlo oficial corderito?

Lo alejo lentamente obligándolo a verme a los ojos con cara seria, veo como la preocupación empieza a cubrir su rostro, pero me mantengo firme. -Solo si puedo llamarte lobito.

Una enorme sonrisa se dibuja en su rostro, dando paso a la tranquilidad, no dice nada por unos segundos y después me ve a los ojos. -Eres imposible.

De inmediato una sonrisa del mismo tamaño que la suya aparece en mi rostro.

-Yo también te quiero Deméter. 

Siempre a veces es muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora