Eres imposible

3 0 0
                                    

- ¿Cómo es posible que trabajes todo el día y solo salgas un par de horas a comer? Me aburro muchísimo cuando no estás en casa, las últimas semanas han sido de lo peor.

-Perdóname, pero te prometo que pasaremos más tiempo juntos cuando haya terminado el semestre.

-Eres cruel corderito, viajo miles de kilómetros para verte y tú no tienes tiempo para nada, solo te la pasas en el trabajo y haciendo tareas de U.L.A.

Siento como mi corazón se estruja, tiene dos semanas aquí y aun cuando los fines de semana paseamos muchísimo, entre semana no tengo tiempo para nada que no sea el trabajo o la escuela, por eso soy incapaz de siquiera verlo a los ojos, viajó tanto solo para hacerme compañía y quien no puede acompañarlo soy yo, tal vez hubiese sido más productivo para él quedarse en casa y aquí está. Siento como empieza a cubrirme con sus brazos y me acerca a él lo más posible.

-Perdóname, era una broma, sé que tienes mucho que hacer y responsabilidades con las que cumplir, hay corderito, sabes que soy un niño mimado que ama ser el foco de atención no me hagas mucho caso.

Recargo mi cabeza en su pecho y me dejo caer levemente mientras respondo a su gesto pasando mis brazos por su espalda. -Discúlpame.

-Olvidaba lo sensible y empática que eres con las personas que te importan, te prometo que no voy a volver a hacerte bromas de este estilo.

Su tono de voz es ligeramente triste, pero muy amable y cortés, haciendo que esa sensación de tranquilad regrese. -Perdón.

Besa mi cabeza y me suelta lentamente. -Vamos, te llevo al trabajo, hoy seré tu nuevo Juntean.

Sonrío y tomo mi mochila del sillón. -Estoy lista.

El camino a la empresa es tranquilo y entretenido, si soy sincera, es más divertido que Cástor me traiga al trabajo, Juntean casi nunca habla, me agrada, pero es demasiado tímido. Estaciona el auto frente a la empresa y baja para abrir mi puerta. -Señorita, le ayudo.

Tomo su mano sonriendo y bajo del auto. -Gracias.

- ¿Te puedo acompañar dentro?

-Sería un honor que el joven Gunoela me escoltara.

Veo como su sonrisa de victoria aparece, pero no digo nada y me limito a avanzar.

-Buenas tardes An...

Arsa se queda sin palabras al ver a Cástor, lo que lo hace sonreír bastante.

-Buenas tardes Arsa, te presento a mi amigo, Cástor, ella es Arsa, Arsa, él es Cástor.

Arsa compone un poco su falda discretamente y alarga el brazo hacia Cástor. -Mucho gusto.

Cástor da un paso al frente para tomar la mano de Arsa al mismo tiempo que se la lleva a la boca para darle un beso en el dorso. -El gusto es mío, señorita.

Se vuelve evidente como el color sube a sus mejillas. Suelta su mano y regresa a mi lado, bajando su vista hacia mí. -Te acompaño al elevador.

Hago un pequeño movimiento de cabeza en respuesta y nos despedimos de Arsa. Justo al llegar las puertas se abren y un enérgico Soleil baja muy animado. - ¡Ania!

Siento como instantáneamente Cástor pasa su brazo por mi cintura, pero no me acerca a él ni hace nada más. -Buenas tardes Soleil.

Su sonrisa y energía desaparecen al instante al darse cuenta de que alguien viene conmigo, giro la vista a Cástor, pero antes de que pueda decir nada él se adelanta. -Buenas tardes, Soli.

- ¿Demi?

Cástor me suelta y estira la mano al frente con una enorme sonrisa. - ¿Cómo demonios terminaste en este lugar?

Siempre a veces es muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora