Tamira

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¡Excelentes noticias! Acaban de informarme que tendremos vacaciones en la compañía, así que podré descansar todo lo que quiera.

-Buenas tardes, señorita.

-Buenas tardes Juntean.

- ¿Lista? La veo muy contenta.

-Lo estoy, me acaban de decir que tenemos algunos días libres, y eso me pone muy feliz, ¿Cástor de nuevo estaba ocupado?

Abre la puerta para mí al tiempo que asiente. -Él y su padre han estado todo el día trabajando en el despacho, según escuché de Dora no salieron siquiera a comer, pidieron que se les llevase algo ahí.

Desde que llegaron los padres de Cástor he vuelto a mi rutina regular, con Juntean a mi servicio para llevarme y traerme de casa a la oficina y viceversa, en mi hora de comida tomo los alimentos con Dora, en la cocina, porque la familia acostumbra (cuando comen en casa) a hacerlo demasiado tarde para mí, me costó un poco hacerle ver mi punto a mi terca amiga, pero terminó aceptando.

No he visto en lo absoluto a Cástor o a cualquiera de la familia, a excepción de las cenas familiares, pues todos tomamos la cena a las ocho treinta y por lo que he podido escuchar, la madre de Cástor, su hermana y novio, salen todos los días de compras o paseo y regresan justo para la cena.

Llegamos pronto a casa y subo a mi habitación, de camino veo a Cástor saliendo del pasillo que conduce al despacho, aun cuando estamos en casa lleva pantalón y camisa de vestir, ropa muy formal para la ocasión, que imagino debe llevar por concepto de su padre, pues, si es como Juntean lo comentó, han estado trabajando todo el día, lo que amerita vestirse para tal situación.

-Buenas tardes.

Gira la cabeza en un segundo y una sonrisa aparece al momento. -Hola corderito.

Su cara refleja el cansancio de un día pesado y me apena verlo así. - ¿Cómo lo llevas?

Mueve la cabeza de lado a lado y eso solo me hace preocupar. -Mal, hay muchos asuntos que resolver con la compañía, mi padre cada vez me da más responsabilidades, no me mal interpretes eso está muy bien y lo agradezco, pero hay que organizar la gala navideña y no he tenido oportunidad siquiera de revisar la lista de invitados de mi madre, mucho menos de organizar un protocolo.

Sin pensarlo mucho la propuesta brota de mi boca. -Puedo ayudarte con eso.

Sus ojos se iluminan y una enorme sonrisa aparece. - ¿Cómo no lo pensé antes?

Toma mi mano y tira de ella para regresar al despacho conmigo siguiéndolo, dentro está su padre concentrado en unos documentos, varias pilas de papeles a lo largo del escritorio y frunce las cejas al detectar algo en el papel en su mano. El parecido con Cástor es increíble, incluso la manera de moverse al escucharnos llegar es la misma a la suya. -Dime hijo.

Levanta la vista, al notar mi presencia, sonríe dejando los documentos y se pone en pie acercándose para saludarme. -Hola querida, perdona, últimamente solo te veo en la cena.

Sonrío y estrecho su mano por unos segundos. -No se preocupe señor, el trabajo es importante, así que es entendible que no se le vea mucho por casa, pero me parece muy considerado de su parte que siempre se haga tiempo para cenar con su familia.

Asiente levemente y regresa la mirada a su hijo. - ¿Creí que estarías en tu habitación, que te trajo de regreso?

Cástor pone su mano en mi espalda y me hace dar un paso al frente. -Sabemos que el trabajo nos está absorbiendo a ambos así que no he podido ver absolutamente nada de la gala, pero Catalina se ofreció a ayudarnos, quien mejor para esto que ella, después de todo, he visto algunos de los eventos que ha organizado para Bonfalt y créeme, no hay un solo detalle que se pase por alto.

Siempre a veces es muchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora