-03. Goddess of the night

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Tengo que empezar a pensar más las cosas que hago

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Tengo que empezar a pensar más las cosas que hago.

Fue lo primero que pasó por mi mente en los momentos de caída libre.

Voy a morir

Fue lo segundo

Jhonatan ganará la apuesta y será el hijo preferido

Lo tercero.

Mis ojos bien abiertos trataban de ver lo que en el fondo aguardaba por mi y mi respiración lenta y profunda tratando de guardar el mayor monto de oxígeno posible para no entrar en pánico. No sé por qué pensé que había agua en el fondo, mis oídos alertas no escuchaban el sonido del agua corriendo, ni el romper de las olas.

Pasados los momentos de pánico, me recompuse y pensé fríamente, si no hay agua lo más probable para amortiguar la caída sería...

Una red.

Mi cuerpo rebotó un par de veces en la fibra antes de que rapidamente girará hacia un lado evitando marearme y evitando pasar más tiempo allí antes de que alguno me pisara.

Me deslicé aterrizando en mis pies suavemente evitando lo más posible el impacto en mis tacones, una vez que me acomode el vestido el cual se mantuvo en su lugar, me voltee pasando una mano sobre mi cabello haciendolo hacia atrás; enfrentando a la persona detrás de mi.

























































¿Han sentido cuando caen al agua y se sumergen, los minutos posteriores a eso en dónde lo único que oyes es el sonido distorsionado y enmudecido de tu alrededor? Bueno, esa era la exacta sensación que me consumía en ese momento, aquellos ojos marrones estaban frente a mí, por primera vez después de mucho tiempo.

Los podría reconocer a un millon de distancia, entre un mar caras y un centenar de ojos de todos los colores, ningunos ojos poseían esa increíble mirada oscura y ninguno de ellos era Tobias Eaton.

Mi mano quedó a mitad de camino sosteniendo mi cabello hacia atrás mientras algunos de ellos volvían a su lugar original, mi sonrisa orgullosa quedó congelada mientras desaparecía lentamente y mi corazón... Mi corazón al igual que toda la situación iba en cámara lenta.

Apesar de tanto aún podía leer sus expresiones al pie de la letra, vi como su mirada neutra cambiaba a una de confusión, cómo sus pobladas cejas se fruncían ligeramente acentuando su expresión, segundos después la extrañeza se plantaba como piedra en su rostro para después ver cómo se abría paso la sorpresa, me había reconocido.

El destino es una perra, si señores.
Habían pasado horas mientras nos mirábamos a los ojos y las emociones se nos grababan a fuego en nuestros rostros, pero en realidad solo habían pasado segundos y las expresiones eran minúsculas, nada que los demás pudieran notar.

¹ 𝐑𝐔𝐋𝐄𝐒 - 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧/𝐅𝐨𝐮𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora