-14. She is my alibi.

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Habían pasado un par de días desde el accidente de Willow, no era más que decir que se había formado todo un alboroto en dónde el chisme se corrió como pólvora, con la desgracia de que el chisme fue llevado en una especie de teléfono roto.

En dónde habían versiones que iban de un ojo suelto, hasta ojos sacados con lápiz y puestos en la pared como trofeo, cuando en realidad no hubo ningún ojo afectado.

Solo la mano agujereada de Willow.

Los dos líderes estaban mas estrictos que nunca. Literalmente y en todo el sentido de la palabra Cuatro no me dejaba fuera de su vista y al parecer pasaba lo mismo con mi amiga, Eric siempre estaba acechandola con la mirada. Y como fantasmas en todas partes se aparecían los dos chicos.

Muy a parte del tema amoroso y eso, estaba el hecho de que nadie estaba a salvo. Por algún milagro el que la mano de Willow solo fuera el daño mayor, había sido refrescante.

Por qué ese ataque estaba perpetuado y con toda la intención de dañar a Edward directamente y sacarlo fuera de juego.

Era un secreto a voces de que cualquier integrante de osadía tenía que tener todas sus capacidades y extremidades completamente funcionales o si no, no eras bienvenido a esta facción y obligatoriamente tendrías que despertar.

Lo mismo pasaba cuando te hacías viejo y no tenías más nada que ofrecer a la facción, por lo cual se te daban dos opciones: Te tirabas por el abismo o te ibas de Osadía y pasabas a ser parte de los sin facción. O si tenías suerte secretamente los abnegados te recibirían. Había escuchado rumores que en Cordialidad también.

Al menos aún había esperanza.

Aunque no había nada que me quitará la sensación de que Johana era... Más.

No sabía ni cómo explicarlo, pero Johana no era sola la líder de Cordialidad. Había algo en ella que simplemente no encajaba en el rompecabezas. Sus ojos oscuros tan llenos de bondad y amabilidad, estaban zurcados de pozos profundos de una cantidad de secretos... Secretos que me temia, abarcaba gran inmensidad. Las veces que la vi, hace tiempo atrás, pude ver cómo su mirada audaz estaba llena de una calma devastadora que ocultaba tanto conocimiento y secretos.

Esa mirada me era familiar por qué era la misma mirada que poseía Willow en sus momentos de mayor lucidez, pero en dónde los ojos de Johana mostraban calma y serenidad, los ojos de Willow era la vivida representación de una hiperactiva tormenta avallasadora, enmascarada en una coraza rigida y fria.

Y era en estos momentos en los que me cuestionaba que tanto sabían los cordiales.

La existencia de Willow era tan misteriosa como su turbulenta mirada y me pregunté una vez más si solo éramos nosotros los que estaban armando una revolución.















Era día de visita, algo atrasado.

Hace poco nos había despertado Cuatro cómo era costumbre y Eric nos había dado una de sus tan características charlas motivadoras.

En dónde al final su discurso fue apagado por amargas palabras de: "Facción antes que sangre" y no pude evitar notar como sus ojos pararon un segundo en su hermano, quien con mirada indiferente reparaba a los instructores.

Si por alguna razón los padres biológicos de los chicos se aparecían por estos lados era más que obvio que no serian bien recibidos por sus hijos, por el lado de Jace era más que probable que los ignoraria, después de todo ellos lo habían sacado de su casa.

Y por otra lado estaba el niño dorado, pero también, tampoco era un secreto todo lo que tuvo que hacer Eric para ser un orgullo para sus padres. En Erudición no era un secreto que a pesar de que Eric gozaba de privilegios y libertades al ser un líder de osadía, este no había volteado a volver a ver a sus padres ni visitarlos, ni nada por el estilo. Después de su marcha a otra facción, el chico había cortado cualquier lazo con estos.

¹ 𝐑𝐔𝐋𝐄𝐒 - 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧/𝐅𝐨𝐮𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora