Capítulo 9

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"...no la dejaré ir".

Marinette se alejó de Chat Noir, cuando por fin llegaron al balcón. Este le sonrió divertido; era algo tan característico en él. Cruzó sus brazos y le miró molesta.

–No me dejaste ni hablar.–se quejó.

Chat Noir no se creyó su supuesta molestía; además notaba las ganas que se guardaba de reír. Se acercó a ella para molestarla más, y con su dedo índice tocó la punta de su nariz.

Marinette meneó la cabeza con rapidez y le siguió viendo con dureza. Le miró de pies a cabeza mientras él permanecía con su sonrisa juguetona. Se volteó dándole la espalda y gruñó molesta.

–Princesa, ¿estás molesta?–preguntó mirándola de espalda.

Sabía que Marinette estaba exagerando, sin embargo le seguiría lo corriente.

Marinette se limitó a responder algo sobre que no debía llevarla así de la nada, y mucho más si había personas al rededor. No sería algo muy bien visto. Chat Noir por su parte se disculpó sin olvidar cómo Marinette se había apegado a él, cuando la cargó; tal vez era por pura acción momentánea por saber que si hacía algún movimiento brusco, podían correr el peligro de zafarse de su agarre. Él estaba seguro que nunca la soltaría o dejaría que le pasara algo malo; pero en el fondo sabía que Marinette se sentía cómoda con él; pero la había conocido más, y sabía que a veces no era tan fácil que ella aceptara las cosas.

–¿Qué haré para que esta Princesa me perdone?–preguntó fingiendo su preocupación, en forma de contener las ganas de reír ante las muecas de Marinette.

Ella no dijo nada. Seguía con sus brazos cruzados, sin mirarle. Y después de unos segundos:

–Tal vez...–Lo miró esta vez.

–¿Tal vez?

Sea lo que fuera, haría lo que fuera por esa azabache. Llegó a pensar en qué haría si ella le pidiera algo que no pudiera hacer o que fuera algo imposible de lograr, pero Marinette no solía decir cosas así, así que rió ante sus ideas.

–Tal vez podemos comer Croissant juntos.–dijo firme. Aún guardaba su personaje "molesto".

Los ojos del chico brillaron ante lo dicho por Marinette. ¿Cómo podía rechazar aquello? Para nada. Los Croissant de los Dupain-Cheng eran tan deliciosos, y no sólo los Croissant sino toda clase de dulces que estos hacían.

–Princesa, esto parece más un premio que un castigo.–musitó sonriendo de oreja a oreja.

–¿Y quién dijo que sería un castigo?–preguntó. Esta vez pudo visualizar una sonrisa en ella.

Ambos entraron a la habitación con rapidez. Chat Noir fue con rapidez a acomodarse al diván con una sonrisa. ¿Desde cuándo tenía tanta confianza en casa de Marinette para hacer cosas así? Ojalá ella nunca pensara que él era un desvergonzado o arrebatado por ello, tal vez ella ya lo pensaba, pero ojalá no pensara que era aún más.

Marinette bajó a la panadería. Pidió algunos dulces; mencionó que eran para ella y el "gato", pues habían algunos clientes en el lugar y sería extraño mencionar que el héroe de París estaba con ella en su habitación. Sus padres entendieron aquello y aceptaron.

Ya con todo aquello en la habitación, no perdieron tiempo y comenzaron a comerlos; Chat Noir como si no hubiera un mañana. Sabían tan bien, y más con el chocolate caliente que Marinette había llevado para acompañar.

–Tranquilo, los Croissant no se irán volando.–dijo al ver cómo su contrario, comía con tanta rapidez y que casi se atragantaba.

–Si supieras que en mi casa no me dejan comer mucho de esto, y que venir aquí y comerlos es como un sueño.–soltó al comer el último Macarron en su mano.

SI DECIDES QUEDARTE ( Marichat )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora