Capítulo 19

105 10 2
                                    

"Quiero que me beses"

–¿Sabes?–sonrió él, llevando su vista hacia el cielo de París– Me gusta esto–Marinette sonrió de igual forma y lo miró–. Me gusta esta hermosa vista...

Una pequeña risita se escapó de los labios de Marinette, e inmediatamente tomó una mano del héroe para mirarlo con ternura.

Hacia tres horas que paseaban por allí, donde sea que nadie podía verlos; huyendo de vez en cuando escuchaban ruidos sospechosos, compartiendo risas cómplices mientras se olvidaban un momento de cualquier cosa de sus vidas.

Seguramente para cualquiera eso sería una idea tonta, pero ellos en ese momento se consideraban un par de tontos; unos tontos que por un momento comenzaban a pensar solamente en ellos. Egoístas podían ser, sin embargo, eran felices al ver sonrisas en el rostro del otro.

¿Pero significaba eso la ausencia de consecuencias? Tal vez no.

–¿Hay algo más que te guste, Chat?–le preguntó, ladeando un poco su cabeza mientras lo miraba con tal brillo en sus ojos.

Él se apresuró a mirarla y asintió lentamente con su cabeza.

–Sí–aseguró–. Sí hay algo más.

–¿Y qué es?

–Si te digo, ¿guardarás el secreto?–preguntó, se acomodó frente a ella, evitando caer de aquel tejado en el que ambos habían subido.

Ella pareció pensarlo, más bien por curiosidad, pero asintió.

–Si te lo digo, ¿me seguirás viendo así?–ella frunció su ceño, él sonrió tiernamente, se soltó de su agarre y llevó su mano a la mejilla de Marinette– Con ese hermoso brillo en tus ojos, y esa sonrisa que me deja sin sueño en las noches.

–Chat...

–Sé que no puedo pedirte eso, pero...–tragó saliva, se acercó un poco más a ella y cerró sus ojos– Perdóname.

La cálida presencia de Chat Noir comenzó a poner nerviosa a Marinette, provocando que de igual forma cerrara sus ojos.

–¿Por qué?–preguntó, en voz baja.

–Porque no podré besarte esta noche...–susurró.

Las manos de la fémina comenzaron a temblar, abrió sus ojos y cuando lo hizo, se encontró con los de él, que brillaban como las estrellas de esa noche.

–¿Sabes qué me gusta más que ver una noche llena de estrellas?–preguntó, mas Marinette no respondió, estática ante el tacto de Chat Noir acariciando su mejilla con delicadeza– Tú, la que brilla más que cualquier estrella.

Su corazón pareció detenerse en ese mismo instante, dejándola sin aliento, con su inevitable sonrojo cubriendo todo su rostro.

–Me gustas mucho, Princesa.–confesó sin más.

La miró fijamente, tan nervioso como ella, sintiendo que en cualquier momento podía derretirse en ese lugar, pero no recibiendo alguna respuesta.

Su mirada lo dejó vacío, temiendo las consecuencias de sus palabras; temiendo a alguna respuesta que lo dejaría sin ella.

–Mari...

Antes que pudiera terminar, ella ya lo había abrazado, rodeándolo totalmente con sus brazos, no dejándolo reaccionar.

Pareció sollozar, quiso hacer que lo mirara, pero ella siguió haciendo fuerza para no dejar de abrazarlo, entonces decidió hacer lo mismo: abrazarla.

Ella acomodó su cabeza en el hombro del rubio y sollozó una vez más, sin dejar de abrazarlo y sintiendo el rico aroma de su cabello.

–Perdóname–susurró ella, un hueco se le formó en el estómago al chico–. Perdóname porque te hice daño.

SI DECIDES QUEDARTE ( Marichat )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora