Capítulo 11

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"... muy cerca de ti..."

Entonces no pudo evitar recordar la vez en que Adrien la había visto así. Kagami había dicho que su cabello era hermoso, y Adrien hizo lo mismo.

¿Podía decir que lo que sintió en ese momento fue lo que mismo que sintió cuando Chat le dijo eso? No lo sabía. Sólo supo que sintió aquello que llevaba sintiendo ya hace mucho.

Se volvió a alejar un poco.

No quería; aquello que sentía no debía de sentirlo. Debía de parar aquellos sentimientos, pero por más que siquiera, no podía, porque tan sólo la mirada de Chat Noir, la estaba poniendo tan nerviosa como la vez que tuvo una exposición y olvidó todo lo que diría; quizá aún más.

–Gracias...–susurró.

Ninguno dijo nada, y cuando estaban apunto de hacerlo, la trampilla se abrió de golpe, dejando ver al padre de Marinette.

–¡Marinette, tu madre...!–miró ambos chicos, en especial al del traje–¿Chat Noir?

Marinette agradeció que se hubiera alejado de esa cercanía de Chat Noir, antes de que su padre los viera.

–Señor Dupain.–dijo sonriente, mirando de reojo a Marinette.

El hombre llegó hacia ellos y saludó de un abrazo muy apretado al chico. Ya hacia mucho que no lo veía. En realidad no había pasado tanto pero para él lo fue.

–Marinette, tu madre quería decirte que el almuerzo está listo, sin embargo no dejaste que hablara porque saliste corriendo–dijo el hombre despegando su mirada del chico, hacia su hija–Te notabas tensa, ¿pasa algo?

Marinette negó con su cabeza varias veces. ¡Su padre no debía decir eso!

Al ver la reacción de su hija, supuso que no debía decir eso. Miró al chico y luego sonrió. ¿Será que fue porque iba a ver a Chat Noir?

Soltó una risita llena de picardía y luego decidió caminar de nuevo hacia la trampilla.

–Chat Noir...–Le llamó. Este al escuchar, dejó de ver a Marinette para verlo a él–¿Quieres quedarte a almorzar?

Una sonrisa de oreja a oreja se formó en el chico. Asintió rápidamente ante la propuesta.

–Bien, te esperamos abajo–sonrió–. Los esperamos.

Y ahí se fue, dejando nuevamente a los jóvenes solos.

Marinette había negado, un poco discreta, cuando su padre le hizo la propuesta, pero por más que quiso que el héroe no lo notara, lo hizo.

–Si no quieres que me quede, lo entenderé.–dijo, cuando ella seguía viendo por donde se había ido aquel hombre.

–¡Sí quiero!–expresó.

Claro que quería, pero sabía que aquello que sentía no la dejaría en paz mientras él estuviera presente.

–Vamos.–No lo miró y caminó a la trampilla, para que este le siguiera.

Entraron a la habitación, luego pasaron al comedor, donde sus padres los esperaban.

Sabine saludó amablemente a Chat Noir y le invitó a sentarse, algo que hizo enseguida.

Anhelaba tanto comer de nuevo de aquella deliciosa comida. Además de la compañía, la comida era una maravilla.

Comieron, comieron aquella deliciosa comida.

Marinette, a pesar de intentar mostrarse firme, no podía evitar sentirse nerviosa al tener al chico a su lado. Comía, comía más lento de lo normal. A veces lo veía de reojo cuando estaba distraído. No sabía que él hacía lo mismo cuando ella estaba distraída.

SI DECIDES QUEDARTE ( Marichat )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora