Mellizos Byun [ChanBaek]

Amenaza.

—Creo que es imposible odiarte —bufó desviando la mirada, el aura suave y cálida del castaño se lo confirmaba.

—¿Puedo contar contigo entonces? —preguntó estirando su mano, esperando un apretón.

—Sí, Baek hyung —asintió estirando la suya para finalmente entrelazar sus dedos.

Ambos se miraron sonrientes, atrás habían quedado las peleas y discusiones, ahora solo quedaba una futura linda amistad.

—Bueno, ahora que estamos solos y tengo tu atención por qué no me cuentas qué rayos está pasando en tu vida, no me dices nada, ¿Qué pasó con Jimin? Ya llevas muchos días en mi casa sin explicación y merezco saber

—Está bien —se sentó en uno de los sofás de la sala dando un gran suspiro—, ¿recuerdas el incidente de la planta muerta? Eso solo fue la gota que rebalsó el vaso, él me pidió que nos tomáramos un tiempo y tú sabes que yo no creo en esas mierdas

—O sea que oficialmente no han terminado del todo

—No lo sé, todo es muy ambiguo

—¿Y qué haces aquí? ¿Qué esperas para ir a arreglar las cosas?

—¿Y por qué debería ir yo y no él?

—Bueno porque... —intentaba buscar una respuesta—, tu mataste su planta primero

—Que excusa más idiota —bufó—, si ya no me ama, ¿por qué simplemente no lo dice? Es sencillo, o que me diga que tiene a otra persona, es fácil

—Cuando hablas así suena muy doloroso, y te conozco, sé que te estás haciendo el fuerte

—Tengo que protegerme, no puedo dejar que mi corazón reine sobre mi cerebro, debemos razonar, no puedo echarme abajo

—Pero está bien, estamos los dos solos conversando, no tienes que ser Min Yoongi el inquebrantable todo el tiempo

Su amigo se frotó el rostro exhalando con fuerza.

—Supongo que tengo miedo

—¿Miedo?

Baek se sentó a su lado, intrigado, no era común hablar cosas sentimentales con Yoongi, menos tan personales y aún menos común era que el mayor expresara sus preocupaciones.

—Para mí esto es un adiós, Baek, no creo en eso del tiempo, supongo que siete años de relación son suficientes y nuestras vidas solo no encajan

—No digas eso —murmuró triste el castaño.

A pesar de todo lo huraño que podía ser su amigo, este llevaba una relación muy bonita y duradera, sentía que eran la pareja perfecta, el complemento del otro, si ellos terminaban realmente dejaría de creer en el amor y en las almas gemelas.