Mellizos Byun [ChanBaek]

¿Estás enamorado?

Chanyeol abrió la puerta y con la poca paciencia que le quedaba esperó a que el idol se fuera, lo quería fuera de su vista. Sanha salió cabizbajo y cuando quiso voltear se encontró con un fuerte portazo.

—Chanyeol —sollozó triste, roto.

Quería un abrazo, quería a su mamá, a su familia, los extrañaba demasiado.

Se sentía tan solo.

Una vez afuera acomodó su bolso al hombro y con la poca dignidad que le quedaba en el cuerpo dejó el edificio. No quiso llamar a nadie, no quería que los demás supieran porque todos preguntarían, siempre lo hacían y aunque agradecía la preocupación, ahora solo quería estar solo.

Al llegar a la calle el frio fue como recibir otra cachetada. Entre todo el apuro no se abrigó mucho pensando que pasaría la noche en el apartamento de Chanyeol el cual tenía calefacción, así que no le tomó el peso en ese momento y ahora se arrepentía demasiado. Su cuerpo temblaba y sus dientes también generando un leve castañeo. Miró la hora en su teléfono y se sintió peor al ver lo tarde que era. Debía hacer algo, no podía quedarse parado o moriría de hipotermia.

No podía llamar a su manager, tampoco a sus miembros, ¿a sus amigos? No tenía amigos, pensó y eso lo entristeció más, aunque... quedaba una persona que podría recibirlo y tal vez no juzgarlo tanto.

—Jin hyung —susurró, causando que un vaho se formara frente a sus ojos.

Buscó su número en la agenda del celular y marcó rogando que le contestara. El tono sonaba y sonaba y nadie respondía. Comenzó a desesperarse, tenía mucho frio y miedo, las calles estaban desoladas y muy oscuras.

—Contestas, por favor, contesta —imploró, cerrando los ojos.

—¿Diga? —habló una voz adormilada.

—Hyung, te necesito

—¿Sanha? ¿Qué haces despierto tan tarde? Son las... son las dos de la mañana

—¿Puedo quedarme contigo esta noche?

—¿Eh? ¿dónde estás? —preguntó Jin, esta vez con una voz más lúcida.

—Donde Chanyeol —balbuceó, sintiendo como las lágrimas volvían a acumularse en sus ojos.

—Quédate allí, mañana puedes venir si quieres

—No puedo, estoy en la calle, déjame ir contigo

—¿En la calle? ¿De qué me estás hablando? No te estoy entendiendo

—¿Puedes venir a recogerme? Por favor, no me preguntes más —pidió, aguantando un sollozo.

—Vale, estoy allá en veinte minutos, tranquilo

Y colgó finalizando la llamada. El pequeño Sanha buscó algún sitio donde sentarse a esperar sin mucho éxito, por lo que resignado se sentó en la acera, cerca de un farol de luz, tratando de sentirse un poco más seguro.

—Fui tan tonto —suspiró en voz alta—. Nunca debí haber ido, soy un tonto

El resto del tiempo lo pasó en silencio, se sentía tan mal consigo mismo que ni siquiera revisó su celular para distraerse, en esos momentos su mente estaba en blanco con el único deseo de ahogarse en su propia pena.

Jin llegó estacionando el auto frente a sus narices, por lo que poniéndose de pie subió al asiento delantero. Al entrar no dijo nada, ni siquiera vio a su hyung, solo agradeció internamente que el mayor tuviera la calefacción encendida y no le preguntara nada. Al llegar al departamento de Jin ambos ingresaron en silencio hasta que al cerrar la puerta el más bajo habló.