Mellizos Byun [ChanBaek]

El peor plan.

—Jin, ¿puedo pedirte un favor?

—¿Qué cosa?

—Primero dime que sí y después te cuento

—Sé que me arrepentiré de esto, pero está bien, dime —suspiró resignado.

—Muy bien —inspiró Chanyeol dándose valor—. Necesito que vayas a un lugar

—¿Eh? ¿A cuál? Sabes que mi presencia no pasa muy desapercibida por las calles

—Pero puedes ir camuflado, no pasa nada, nada que un gorro y un tapabocas no pueda arreglar

—Mi belleza es imposible de ocultar —agitó su cabello, presumido—. ¿Y dónde es esto? ¿y para qué? ¿y para quién? Eso es lo que más me interesa, quiero detalles

—Primero que todo, ¿qué fue lo que te contó Sanha? Yo también quiero detalles —exigió el pelinegro.

—Que gran manera de desviar el tema, cobarde

—Antes de contarte necesito que me digas exactamente qué mentiras habló el renacuajo

—No creo que sean mentiras, él estaba bastante seguro y tú sabes que Sanha no miente, ese niñito es más transparente que el agua —añadió Jin.

—Aún no sé cómo llegamos a ser amigos, en serio —exhaló rendido el alto.

—Dijo algo de ti y de un tipo que conociste en una tienda de conveniencia —comenzó a relatar el pelicastaño.

—¿Y... qué más?

—Mencionó que fuiste al departamento de este desconocido aparentemente a curarte esa herida que tienes en la ceja. Sanha estaba muy preocupado pensando que te habían secuestrado las sasaengs, pero tan solo me pudo decir entre risas que solo jugaste cartas y bebiste chocolatito caliente, así tal cual lo dijo —carcajeó divertido.

—Nunca lo olvidará —suspiró Chanyeol cubriendo sus ojos, hastiado.

—También me pidió que te informara que no es un bebé y que tú eres un viejo amargado

—Já, si claro, que inmaduro es

—Bueno, la verdad sí es un bebé, eso no se discute —rió Jin y Chanyeol se le unió.

La extraña atmósfera finalmente cayó por completo dejando tan solo a un par de amigos riendo.

—¿Quieres un café? Yo invito —ofreció el más alto.

—Está bien

Jin se puso de pie sacudiendo su pantalón, se dirigió a la salida y volteó la cabeza asegurándose de que Chanyeol viniera detrás de él. El castaño abrió la puerta y antes de avanzar miró al alto.

—Aunque preferiría un chocolatito caliente —rió con ganas, escapando de las garras de Park.

—¡Alto ahí, maldito Kim Seokjin! —gritó el pelinegro persiguiendo al otro.

Los dos corrieron frenéticamente a la salida, mientras todos los trabajadores de la empresa quedaban petrificados por el pasar del torbellino.