Mellizos Byun [ChanBaek]

Parque acuático.

—¿Baekhyunee?

El móvil del castaño resonó por la estancia causando que detuviera sus acciones para contestarlo. Leyó el remitente y escuchó emocionado, hace ya varios días no oía la voz de su novio.

—¿Sí?

—Estoy estacionado al frente de tu apartamento

—¡Sí! Ya vamos

Colgó, cogió los bolsos con las cosas necesarias para sus bebés y los llamó.

—¡Seojun, Seoeon! Nos vamos, vengan aquí

El par de pequeños llegaron corriendo a pequeños pasitos, sus rostros lucían contentos y sus risitas encantaban a los oídos del ambiente.

—Papi, ¿montuo?

—No deben llamarlo así, se pondrá muy triste —se agachó para arreglar la vestimenta de Seoeon—, Chanyeol no es un monstruo, él es bueno

—Chan-yeo-lie —deletreó con destreza el niño.

—Muy bien, mi amor, iremos con Chanyeolie a nadar

—¿Yeol bueno? —preguntó esta vez Seojun, uniéndose a la plática.

—Claro que sí, él los quiere mucho, ¿recuerdas esa vez que te contó un cuento? O cuando lo maquillaste, lo hiciste quedar muy lindo

—No es un montuo —sonrió el pequeño.

Después de sentirse orgullosísimo por aquella hermosa conclusión a la que llegaron sus hijos cogió sus pequeños bolsos, el suyo, y tomó a cada bebé de una de sus manitas... ¿cómo lo hacía? La magia de ser padre.

Bajaron, el castaño se encontró a lo lejos con un auto negro, no era el mismo de la otra vez, no sabía qué modelo era exactamente tampoco, pero supo que era Chanyeol por el parpadeo de las luces delanteras. Se acercó sigiloso, sin embargo, su novio salió por la puerta del conductor a ayudar a subir a los niños.

—No tienes sillas para bebés —se dijo en voz alta, llegando tardíamente a aquella conclusión.

—Claro que sí —sonrió abriendo la puerta de atrás dejando entrever dos sillitas infantiles perfectamente colocadas.

—¿Cómo?

—No hay nada que una celebridad no pueda conseguir

—Que engreído sonó eso

—A veces puedo serlo solo un poquito

Baek rió bajito para finalmente entre los dos acomodar a los bebés y así poder al fin emprender al parque acuático. Seojun y Seoeon quedaron cómodos y contentos, eso pudo ver desde el espejo retrovisor una vez todos dentro del auto en movimiento.

—¿Dónde queda esto?

—Es una sorpresa

—No me gustan mucho las sorpresas

—A solo dos horas de Seúl, es un parque exclusivo, tranquilo, nadie nos molestará

El castaño sonrió emocionado, pensando para si mismo que ni el había visitado un parque acuático antes, ya que en su infancia fue pobre y ahora en su adultez no tenía tiempo. Giró su cabeza viendo como sus bebés comenzaban a cabecear del sueño y pensó que haría lo mismo, odiaba los viajes largos, así que dormía.