¿Vives una vida caótica? ¿Eres padre soltero? ¿Tienes un 1% de vida social? Pues entonces eres el súper papá Byun Baekhyun. Tu casa es un desastre, pasas ocupado frustrando peleas, vives armado de provisiones de yogurt para finalmente llegar a casa...
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—Bien —respondí.
¿Qué haría Baekhyun en este caso? Lo obvio, decir no y echar a patadas al aprovechado desconocido, ¿y qué había hecho? Aceptar su tonta apuesta... pero, ¿tan mal estaba? Mi pecho se sintió algo ansioso, esto era probar algo para salir de la rutina y a decir verdad me gustó aquella sensación.
—Está bien, parece que ya tienes interiorizado tu papel de conductor —me burlé—. Hoy día yo juzgaré tu comida. Abre una cerveza si quieres, ve a la cocina y mira lo que hay, calificaré tu creatividad, así que sé listo y ten cuidado mira que si desaparece algo yo mismo te entregaré a ese grupo de adolescentes para que te coman
— ¿Tu no ibas a bañarte? —preguntó ignorando mis palabras.
Que molesto, se ve más simpático en la tele, pensé. Me apresuré en ducharme, a pesar de que sea famoso no tengo la certeza de que no vaya a robar en una casa ajena, al final seguía siendo un desconocido. Al terminar me puse mi simple pijama que consistía de una camisa manga larga y un pantalón a rayas celestes. Me asomé a la sala y ya estaba todo instalado. Froté mis ojos, incrédulo del paisaje; había puesto la mesa completa junto con dos recipientes llenos papitas fritas, sumado a la televisión que estaba encendida.
—Veo que ya te acomodaste
—Lo siento, te sirvo una —dijo cogiendo una lata de cerveza vertiéndola en un vaso.
—Gracias y... —guardé silencio buscando las palabras—, me da un poco de vergüenza preguntar esto a estas alturas de la noche, pero ¿Cómo te llamabas?
—Chanyeol, Park Chanyeol
—Bueno, Chanyeol, salud por tu programa —levanté mi vaso apuntándolo a él.
—Salud por tus habilidades curativas —respondió levantando el suyo también.
— ¿Y cuál es el menú de hoy? —pregunté después de haber dado un gran sorbo de cerveza.
—Un plato muy gourmet —dijo, mientras se levantaba e iba a la cocina—. Nunca olvidarás lo que te serviré. Afírmate.
Pude sentir que se acercaba con dos platos, uno en cada mano.
— ¡Ta da! —cantó, mientras dejaba los platos en la mesa.
Me miró expectante esperando mi reacción, la cual consistió en una explosiva carcajada.
— ¿Todo esto por un simple plato de espagueti con salsa boloñesa? —reí agarrando mi estómago.
—Créeme, estos no son cualquiera, son los míos
—A ver, los probaré y te daré mi nota final, aunque está bastante feo tu emplatado déjame decirte
Tomé el tenedor del mesón, enrollé el espagueti en él y los llevé a mi boca dispuesto a probarlos. Los mastiqué y saboreé con concentración, la verdad es que estaban deliciosos como para haber sido hechos en veinte minutos.