¿Es malo ilusionarse?

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No pude evitar sonreír, jamás pensé encontrarme con esta sorpresa. El chico asombrosamente había sido muy amable y educado dentro de todo, lo que hizo que mi corazón latiera conmovido. Obviamente él sería cuidadoso, aunque no era necesaria aquella nota, yo no le diría nadie, no soy chismoso, además nadie me creería, por lo que esta pequeña historia se quedará entre nosotros y estas cuatro paredes.

Quité el papel del imán de Pororo y lo arrugué para después tirarlo a la basura. Observé una vez más el pedazo tirado en el bote y me sentí un poco decepcionado. ¿Qué esperaba Baekhyun de esto? ¿Qué más podría pasar? Esto era la vida real, no un dorama o película, por lo que cada uno volvería a su día a día, así las cosas deben ser, sin embargo, aun así la mente a veces no puede evitar ilusionarse. Y si en realidad reflexiono esta situación, Chanyeol era un chico muy valioso que merecía ser feliz dentro de su ajetreada vida y la pasamos bien, ambos tuvimos un respiro.

Quise despejar mis pensamientos, por lo que comencé a ordenar toda la sala. La luz había vuelto gracias al cielo, así que partí empujando el gran sofá aspirando el piso debajo de este hasta que el aparató se trabó a causa de un objeto. Me agaché para ver qué era y extrañado recogí un tapabocas negro, el cual evidentemente no era mío, la única opción es que fuera de Chanyeol. ¿Qué debería hacer? ¿Botarlo, guardarlo o devolverlo? Bueno, no es como si la última opción fuese posible, no obstante, de formas lo lavaría y guardaría por si acaso.

Después de eso volví a bañarme pegando el grito en el cielo al ver las marcas en mi cuerpo, ¡maldición! Tenía unas pocas en mi cuello, pero mis clavículas estaban llenas de mordidas y chupones. Hice todo lo que pude tapándolas con maquillaje y creo que lo logré, tendrían que verme muy de cerca para notarlas, de algo que sirvan los tutoriales en YouTube. Jimin me había mandado un mensaje indicándome que pasara a buscar a los niños a las doce de la tarde y ya eran las once y media, así que agarré las llaves de mi auto y me fui.

Observando el paisaje a través del parabrisas seguía pensando que todo había sido una ilusión. Cuando uno vive estas cosas tan impactantes y fantásticas era como para no creérselo. Me detuve en un semáforo en rojo y cerré los ojos sintiéndome emocionado de haber estado al lado de un hombre famoso, ¡que estuvimos cerca! Y vaya que lo estuvimos. Volví a avanzar y comprendí que algo debió haber visto en mí, algo de belleza me quedaba después de tener a dos niños de casi 3 años o quizás estaba muy borracho. No, que imbécil pensar que pude haberle gustado, ambos estábamos pasados de copas, en esas condiciones puedes meterte con cualquiera.

Estacioné el auto y bajé a encontrarme con mis pequeños. Entré al pequeño condominio, me acerqué a uno de los edificios de color crema, presioné el timbre solicitando que me abrieran la puerta para luego subir al departamento 139. Toqué tres veces hasta que escuché la risa de un niño a lo lejos y el llanto de otro haciéndose cada vez más fuerte. Ay dios, Seoeon odiaba a Yoongi, tenía que ser él. Y hablando del rey de roma, él abrió la puerta con mi bebé en sus manos.

— ¡Papi! —sollozó buscando mis brazos, desesperado.

—Shh, tranquilo —lo recibí y abracé fuertemente—, no llores, ¿cómo la pasaste? —quise saber, pero él solo ocultó su cabeza en mi cuello—, tranquilo —acaricié su cabello—, ¿qué le hiciste? —encaré a Yoon.

—Nada, solo estábamos jugando a las escondidas antes que llegaras y tuve la no tan brillante idea de esconderme debajo de la cama y...

—Eres diabólico —murmuré—, sabes que a Seoeonie no le gusta que lo asusten, no sabes las ganas que tengo de —simulé un puño con mi mano libre—, pero no lo haré solo porque está mi hijo

—Que exagerado eres —bufó.

— ¿Estás mejor, mi amor? —volví a mi hijo y él asintió más calmado—, no llores, para la próxima te doy permiso para que le pegues —reí.

Mellizos Byun [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora