Mellizos Byun [ChanBaek]

Dile que sí.

Maratón 2/2

♡

—Bueno, aquí estás otra vez Park Chanyeol, quién lo diría —se dijo a sí mismo mirando la entrada del gran hospital.

Luego de dejar el edificio donde vivía, el alto cogió su auto y manejó hasta acudir al lugar. Extrañamente recordaba cómo llegar, había memorizado cada calle desde esa vez que llegó con Song. Se estacionó a unas cuantas calles, no quería levantar sospechas con un auto tan llamativo. Se calzó los lentes y gorra y con mucha fuerza de voluntad se dirigió a su destino.

Una vez dentro de la instancia se tuvo que quitar los lentes e ir a preguntar dónde estaba la urgencia. La chica que estaba en la recepción se quedó viéndolo hipnotizada por unos segundos para después responderle con una nerviosa risita.

—A-Al fondo a la derecha, siga los letreros

—Gracias

Caminó a paso lento, mirando hacia los lados, buscando cosas con las cuales distraerse, lo que sea con tal de no llegar al maldito fondo a la derecha. Hasta que pasó, a lo lejos leyó el letrero indicando su sentencia. Se restregó las manos sudadas en su pantalón, tragó nervioso y cabizbajo se adentró.

—Buenos días, estoy buscando al paciente Kim Seokjin —llegó a hablarle a otra mujer que atendía en atención a público—, una tal doctora Lee me llamó hace un rato

—Sí, yo hablaré con ella de inmediato

Y sin siquiera alzar la mirada para verlo la mujer tomó un teléfono de su escritorio y marcando un par de números alzó el auricular colocándolo sobre su oreja.

—Doctora Lee, llegó una persona de parte del paciente Kim Seokjin, ¿le digo que pase o que la espere? —silencio—. Ajá —y colgó—. La doctora dice que viene de inmediato, puede esperarla de pie detrás de la mampara

La chica ni siquiera mostró interés en el asunto, como si fuera un robot automatizado para responder las mismas cosas todos los días. Que terrible.

Se sentó en las sillas de la sala de espera, volteó a sus alrededores y notó como la estancia estaba llena de personas casi muriendo en cada rincón. Algunos dormían, otros se quejaban y a lo lejos pudo escuchar el llanto desesperado de una niña. Apúrese por favor, pensó encogiéndose en su pequeño asiento. Sintió un par de tacones acercarse a él y alzó su cabeza.

—Señor Park, soy la doctora Lee Sua —se inclinó y el respondió respetuosamente—. Por favor acompáñeme adentro

Chanyeol asintió y apresurando el paso siguió a la mujer, definitivamente prefería correr a su muerte súbita, que quedarse en la agonía eterna de la urgencia. La doctora lo dirigió directamente al lugar donde aún yacía su amigo.

—Jin —gimió acercándose a abrazar al menor—, gracias a dios estás bien —dijo en voz alta—. Qué rayos pasó —masculló en su oído sin que escuchara la intrusa—, estamos muertos

—Perdóname Chanyeol —gimoteó el otro—, nunca quise que esto acabara así

—Disculpe señor Park —se entrometió la nombrada Sua—, pero me gustaría hablar en privado con usted

—Claro —tragó nervioso.

Bueno Park, viviste una buena vida.

—Doctora Lee, aquí le traigo los informes que me pidió —habló un chico entrando por la puerta sin siquiera tocar.