Capitulo X: Silencio

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Al día siguiente Virgil asistió al palacio para hablar con Alfonso. Él lo puso a prueba unos días y quedo totalmente satisfecho y lo sustenté, nadie sabía cuidar tanto de un jardín como Virgil, es como si tuviera un don que le permitiera cuidar de cualquier vegetación por más delicada que sea. Desde el primer día de prueba no dejo pasar de largo su amor por Charlotte, la cortejo con palabras dulces y algunos regalos que ella se negaba a aceptar, pero terminaba haciéndolo por tanta insistencia. Respecto a Selene no la vi en esos días, por lo cual en mis descansos solo me quedaba bajo ese árbol tan conocido para ambos esperando encontrarla.

Recordé cada una de nuestras conversaciones desde el primer día que hablamos, hasta el último, su baile y su abrazo no pasaron desapercibidos hasta que entonces recordé lo que dijo en una de nuestras conversaciones, algo sobre componer una melodía ¿Por qué no hacerlo? Después de tanta practica ya era seguro que me encontraba en el nivel necesario para hacerlo, así que me lo propuse y así mismo lo hice, comencé a crear una hermosa melodía para Selene en mis descansos, tenía que ser una que ella pudiera disfrutar así que mientras pensaba en cada nota imaginaba los pies descalzos de mi amada moviéndose de un lado a otro libres de las temibles zapatillas altas pero ¿Cómo llamaría a la melodía? Podría haberla llamado "luna" pero era demasiado evidente, además de que al menos lo que llevaba de la melodía pintaba otro nombre, uno menos simple y más significativo.

Pasaron semanas y seguía sin saber nada de Selene, podía notar como la vida sin ella era realmente diferente, existía un silencio devorador en el palacio que consumía mis tocadas, así como todo ruido que naciera dentro y fuera del lugar. Cuando termine de tocar me dirigí a Alfonso mientras guardaba mi violín.

- Si no le molesta responderme una pregunta ¿Qué ha pasado con Selene?

- Oh Dante, me extrañaba que no lo mencionaras, Selene.... salió pero pronto volverá.

- Hace falta su presencia - Alfonso me miro extrañado así que me apresure a agregar algo más - todo se siente solitario y puedo ver como usted sigue triste aun si toco mis mejores melodías.

- Ella es todo lo que tengo Dante... pero sé que está bien y eso me mantiene cuerdo.

"A mí también" respondería, pero preferí guardarlo para mí. Selene me mantenía cuerdo y feliz, me devolvió esa energía que perdí al enterarme de la enfermedad de mi madre. En ese momento no comprendía porque la vida era tan injusta, y me daba coraje ver a mi madre fingir estar bien, porque sus ojos mostraban unas ganas inmensas de caerse a pedazos, ahí es donde me di cuenta de que las personas fuertes son las más miserables, porque deben guardarse todo, mientras los demás pueden sacarlo sin pensarlo.

Estuve mucho tiempo perdido y alejado de los demás, hasta que mi madre cayo en cama y reflexione sobre mi egoísmo, ella era fuerte por mí y por mi padre, no debía pagarle así, por lo cual comencé a pasar más tiempo con ella, pero mi padre se interpuso y me mantuvo ocupado con amplias tareas, luego descubrí la razón, mi madre ya no podía fingir y rogaba que yo no la viera así, todo termino con ella estando en casa, pero no para mí.

Suspire y salí de la habitación, era mi descanso por suerte, necesitaba sacar esos recuerdos tan amargos de los últimos años, necesitaba la dulzura de Selene, pero ella no estaba. Me senté bajo el árbol de antes y continúe con mi melodía, le agregue una parte algo diferente, ahora imaginaba a mi madre sonriente y saludable, bailando con Selene, plasmaba mis sueños frustrados al parecer.

Días después pude ver un acercamiento entre Charlotte y Virgil, no pude evitar sonreír, estaban disfrutando de una comida en su hora de descanso, actuaban más amigables, Virgil incluso puso una flor en el cabello de la criada para adornarlo, ella sonrió y cubrió su rostro, me impresiono la forma en la que una persona puede cambiar a otra.

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