Capitulo Vll: Sosiego

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Me calme un poco dejando que Virgil me igualara el paso, tal vez aun después de tantas coincidencias no hablaba de Selene y si era así, le hablaría directo y claro, ella era más mía que de cualquiera, y no permitiría que él llegara como si nada y quisiera llevársela. Si no entendía mis palabras tendría que hacerlo entender de otra forma, aunque ¿Realmente era correcto desechar o mejor dicho, convertir una amistad en nada por una mujer? Ya no era la señorita Moune, ahora era una mujer la cual no salía de mi mente desde que la conocí y le dió sentido a mi triste vivir, aunque lo que era aún más triste es que ella no sabía lo mucho que significaba para mí.

Llegamos a la plaza y me detuve frente a un lugar donde me gustaba ir a comer a veces, era sencillo y humilde, pero la comida tenía un sabor que te dejaba tan sensible el paladar que cualquier otro platillo que probaras tendría un sabor algo seco y sin sazón.

-          ¿Qué te sirvo Dante? – pregunto la dueña del lugar mientras daba leves sacudidas con un trapo a la barra que se encontraba al aire libre, la cual sería ocupada por mi compañero y yo.

-           Lo mismo de siempre, pero trae otra porción más, mi amigo – señale a Virgil- sabrá lo que es una verdadera comida.

La señora sonrió y nos dejó en el lugar, Virgil se sentó y tomo un pequeño bocadillo de muchos que se encontraban en una canasta con una pequeña tela de cuadros roja con blanco, para los clientes mientras esperan.

-          Bueno Dante, estas muy serio ¿Pasa algo?

Podría haberle gritado que se alejara de mi mujer, reclamando su estupidez de poner los ojos en la primera chica que viera sin siquiera conocerla, pero mi posición no era favorable o al menos no tanto como para reclamar.

-          No, no pasa nada... solo me muero de curiosidad por saber quién es la chica, repaso el rostro de cada una intentando descifrar el misterio.

-          ¡Oh amigo mío! Solo imagina a la más hermosa que hayas visto.

En ese instante vi a Selene sonriendo, mi mente la tenía muy grabada, tanto que podría olvidar mi nombre antes de olvidarla a ella. Ahí pensé en manipular a mi viejo amigo ¿Qué tal si se había enamorado de una mujer del otro país al que fue? Si se la recordaba tal vez la melancolía haría que olvidara a mi niña.

-          Dime Virgil – suspiré- ¿No pusiste tus ojos en alguien todo este tiempo que estuviste fuera?

-          Veras Dante, hay miles de mujeres hermosas paseándose por todos lados, pero ninguna como ella, cuando te enamores lo sabrás, allá conocí muchas mujeres, pero ella es diferente, esta fuera del rango, me enamoro sin dirigirme la palabra, ni siquiera la mirada, y ahora estoy tan emocionado que olvido mis penas, es como si su rostro el cual solo he visto una vez, las borrara y se plantara en mi mente, deshaciéndose de todo mal.

Él no sabía lo que decía, o tal vez si, estaba enamorado "¿Qué haré?" me preguntaba sin cansancio, me quede callado, no podía hacer nada. Cuando por fin me decidí a hablar Virgil golpeteo la barra haciendo que la canasta de bocadillos saltara un poco, su rostro cambio, nunca lo había visto así, entonces dirigí la mirada hacia donde él y ahí estaba mi amada paseando con sus criadas.

-          Ahí Dante, es ella.

Me rompió el alma en pedazos, entonces estalle en cólera y golpee la barra para después tomarlo de la camisa, me quede mirándolo fijo e inocentemente me planteo una pregunta.

-          ¿La conoces?

"Claro que la conozco, es la mujer con la que planeo casarme" pude gritarle en la cara, pero después de todo no podía, los celos me invadían y hacían hervir hasta el lugar más frío de mi cuerpo, pero él era mi hermano.

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