Ayudaba a mi padre todos los días e iba al palacio a tocar, aunque ahora eran menos melodías y ya no podía darme el lujo de pasear por el jardín, lo que significaba la probabilidad nula de tener un encuentro con mi amada princesa. Todas las noches anhelaba encontrarla, la imaginaba bajo ese árbol donde me dio las notas de la obra con la que deleite a su padre.
Aun si los lazos entre mi padre y yo comenzaban a reconstruirse y a forjarse como un metal muy resistente, extrañaba la libertad que tenía anteriormente. A diario sin falta preguntaba a Virgil por Selene, pues él si pasaba todo el día en el palacio, pero no obtenía respuesta satisfactoria, él tampoco la había visto en todos esos días que habían transcurrido. Comenzaba a preocuparme por ella, tanto que mi declaración había pasado a no segundo plano, sino a tercero o quizás cuarto.
La amistad de Virgil y Wendy florecía rápidamente, pronto, parecían mejores amigos, en algunas ocasiones mi amigo iba a Velder a visitarla, y en algunas otras ella nos visitaba, pero más bien lo visitaba a él, yo no tenía tiempo, o tocaba para el Rey o ayudaba a mi padre a subir sus ánimos. Al final de cada día conversaba con él y me contaba todo lo que hacía con Wendy, tanta era su confianza con ella que sin dudarlo le contó todo lo sucedido con Charlotte, y esta le agarro cierto resentimiento.
En uno de esos días, Alfonso me pidió un poco de tiempo, nuevamente tenía a personas importantes que atender, uno de ellos era el hombre que me dio la invitación, antes de que saliera de la habitación y los dejará pasar al despacho de Alfonso, se acercó a mí.
- Espero ya hayas considerado mi invitación, sigo esperando tu respuesta.
- ¿Quiere una respuesta en este momento? – me sentí algo nervioso.
- No, claro que no, de hecho, la pospuse un poco, aun no tengo nueva fecha definida pero la vacante de músico está esperando solo por ti, así que tu respuesta será bienvenida cualquier día, si llego a tener nueva fecha no te preocupes, dejaré la invitación aquí con Alfonso.
- Gracias.
Le ofrecí un apretón de manos y salí de ahí, tenía que pensar nuevamente en su propuesta, me moría de ganas por dar a conocerme como violinista, pero mi deber era primero. Pensaba en hablar con mi gran amigo, pero después de un rato buscándolo en el jardín parecía estar en otro lugar, así que elegí un lugar para pensar tranquilamente, la fuente donde intenté declarar mis sentimientos a Selene.
Al sentarme en la fuente, como por acto de magia pude observar la pequeña silueta de Selene a unos cuantos metros de mí, estaba quieta, como estatua, y en unos segundos comenzó a correr hacía mí; tal y como corría cuando veía a su padre.
- ¡Dante!
Se lanzó a mis brazos sin miedo dándome un gran abrazo, la tome por su pequeña cintura y la detuve mientras con mis piernas intentaba hacer peso para que no fuéramos a caer a la fuente, aunque ciertamente me temblaban, como tiemblan las cuerdas de mi violín al tocar, mi corazón se encontraba totalmente acelerado, y la cercanía que había entre ambos me llenaba de temor de tan solo pensar que ella podría sentir mi latir.
En mi mente la tomaba de sus suaves mejillas y le daba un beso en los labios, en la realidad solo la aleje lentamente de mí mientras le sonreía levemente muy apenado, en unos instantes entró en razón y sonrojándose completamente dio algunos pasos hacia atrás.
- L-lo...lo siento... D-Dante, es solo que... es solo que pensé...
Ella misma se interrumpió y se sentó a mi lado, juntó sus manos sobre sus piernas y con timidez las miró fijamente. No quería incomodarla, no quería describirle como la escena anterior me dejó sin palabras. Tampoco le dije que la amaba, aunque moría por hacerlo, así que solo saque un tema de interés.
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Cantarella
RomanceNuestros ojos se empiezan a encontrar Dentro de este mundo de inquietud Deja de fingir, sé que sabes bien el secreto de mi obsesión Mi corazón traté de esconder esta emoción que cubre mi ser el calor de esta pasión no se va a detener... Un amor comú...