07; Marco

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Madrid, España.
Rodrigo—.

Bloqueo mi celular por la cantidad de notificaciones que me llegan, hace menos de cinco minutos subí una historia a Instagram dónde salimos Clara y yo riéndonos de Bastián que hacía su sonidito de tigre y me abombaron de notificaciones, ni cinco minutos y ya tiene medio millón de vistas.

Al ser conocidos los dos tenemos mucha gente que le gustaba y gusta nuestra pareja y mucho más nuestra familia, a pesar de que es de público conocimiento que Cla está con el gallego con cara de no haber tocado nunca a una mujer.

rodridepaul vía instastories

Hoy me avisaron que en tres días empezamos oficialmente a entrenar con la selección en el predio de Ezeiza, Buenos Aires

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Hoy me avisaron que en tres días empezamos oficialmente a entrenar con la selección en el predio de Ezeiza, Buenos Aires. Todavía no le digo a Clara, justo quedamos en hablar hoy porque después no vuelvo a tocar Madrid hasta que la selección termine el mundial.

Ojalá y quiera ir a Buenos Aires, tengo la esperanza de que sí ya que no ve a su familia hace mucho y yo estoy tan acostumbrado a su compañía y a la de mi hijo que si no los veo por un día ya los extraño.

Toco el timbre de su casa y me grita que entre, asi que eso hago. Paso y veo que está cocinando mientras le canta a Bas para que se entretenga.

—¿Todo bien?—pregunto y ella asiente la cabeza porque está comiendo un chocolate y no habla con la boca llena—Hola tigre, ¿cómo estás papi? ¿Que hace esa loca que canta tan feo?¿Te molesta mi amor, la hacemos callar?—agarro a mi hijo en brazos y él ríe por cómo le hablo.

Clara me mira con cara de culo.

—Vos cantas feo, ridículo.

—¿Le decimos a esa nena que se calle, tigresito? Si que se calle papá, hasta la vecina que es muda canta mejor—finjo que mi hijo me responde—Cállate mamá que me vas a hacer llorar por hacerme doler los oídos.

Clara rueda los ojos y revuelve lo que sea que esté cocinando.

—Cállate un rato y decime de que querías hablar.

Me siento en un taburete de la isla que tiene en la cocina con mi hijo sentado en mis piernas mientras él juega con mis dedos.

—El lunes empiezo a entrenar con la selección para el mundial. Vamos a entrenar en Ezeiza sí, nos quedamos este mes y medio y de ahí nos vamos para Qatar.

Ella me mira y ya sabe por dónde va la cosa, hace un mueca que expresa disgusto y va a la heladera a buscar la mamadera de nuestro hijo para después darmela a mi.
Bastián se vuelve loco cuando la ve, la quiere ya y yo se la doy.

—Nosotros de ir a Buenos Aires seguro vamos, pero no sé cuándo—no, yo quiero que se vayan conmigo—Además de que no vemos a mi familia hace mucho y tampoco Bastián vé a la tuya, así que de ir vamos, si te iba a preguntar cuando empezaban a entrenar pero me colgué—comenta—Lo que pasa es que esta semana nos queremos quedar acá, por que Marco empieza la otra semana a entrenar también.

Bastián; Rodrigo de PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora