35; Enamorados

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Madrid, España.
Clara—.
P1.

—¿Y amore?

Rodrigo grita desde la planta baja.

Me pongo perfume y ya lista, bajo.

—Fua Cla, no das más de linda, me vas a terminar de volver loco. Vení, dame un beso.

Obviamente me acerco a él y antes de darle un beso me da un vueltita mientras silba para después llenarme la cara de besos.

—¿A dónde van? No nos dejen huérfanos—llega Thomi haciendo pucherito con mi bebé en brazos.

Rápidamente agarro a Bas en brazos y junto a Rodrigo jugamos con él un rato antes de irnos al igual que mi hermano.

El recorrido al restaurante tarda más de media hora ya que está en el centro de la ciudad y nosotros nos mudamos a una zona muy alejada.

La cosa pinta muy formal, Rodrigo está muy arreglado y a mi me dió un vestido muy arreglado también. Mi compañero de cena de hoy anda muy charlatan, más de lo normal.

—¿Por qué estamos tan arreglados?

—Siempre que salimos a comer te arreglas, mi vida.

—Sí, pero vos no.

Él hace un gesto de despreocupación.

—Ah, es que quería que combinemos—deja un beso en mi mejilla—Y nos vemos re lindos, vení saquemonos una foto.

Es rara la situación porque él anda raro.

—Cenamos en el balcón hoy.

Corre la silla para atrás asi me puedo sentar, cómo siempre lo hace.

El balcón del restaurante es gigante pero hoy sólo tiene una mesa, la de nosotros.

—¿Que pasó, amor?

Levanto una ceja al escucharlo mientras él se sienta al frente mío y revisa la carta.

—¿Eh?

—Por la cara y los gestos que hiciste digo.

—Ah eso, ¿por qué sólo estamos nosotros en el balcón?

—Porque el que tiene plata cena dónde quiere.

Lo miro mal y el ríe, nunca me gustaron sus chistes que no dan risa.

—Porque sí amor, ya es hora de que estemos un rato a solas, lo necesitamos. Desde que volvimos estamos rodeados de gente y nunca nos podemos dar un rato para nosotros. ¿Hace cuánto no estamos así?

Bueno, es verdad.

—¿Viste que lindas se ven las estrellas?

Asiento con la cabeza al verlas, estamos en el último piso y se ven hermosas las pocas que hay.

—Pero la más linda sos vos, sin dudas... hasta a veces creo que realmente sos un sueño Clara.

Sonrío al escuchar sus palabras. Siempre me dice cosas tan bonitas que incluso muchas veces hasta me ruborizo cómo si fuera una nenita de diez años.

—En mis veintiocho años nunca ví una mujer más hermosa que vos y mucho menos puedo imaginarmela porque es imposible, no hay mujer que te llegue a los tobillos si quiera. Por eso mismo pienso que sos un sueño, porque incluso no sólo yo pienso esto, mucha gente más lo cree así y me hace saber lo afortunado que soy al poder tener a la mujer que todo hombre quiere tener. Sos el sueño más bonito que tengo, ¿sabés?

Y de ahí se me olvida hasta en que mundo vivimos, caigo rendida a los pies de este hombre.

Rodrigo enamorado y entregado a mi es lo más lindo que puede existir. Ahora me doy cuenta que nunca voy a dejar de estar enamorada de este hombre a pesar de cualquier cosa que pase y esté con quien este.

Bastián; Rodrigo de PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora