Bastián; Rodrigo de Paul

18; falsa española

Doha, Qatar.
Clara-.

El partido termina y España le golea a Costa rica por 7-0, con un gol a los 21' del primer tiempo de mi novio, mi 10, el cuál me lo dedico haciendo el gesto que ambos usamos, las cadenas cruzadas. La selección española tuvo el dominio total desde el minuto uno hasta que finalizó el partido con una posesión de pelota absoluta con los autores de los goles variados. La próxima fecha juegan contra un Alemania que viene golpeado, pero el duelo no dejará de ser importante para ambos equipos por tratarse de dos conjuntos poderosos. Se viene un partidazo.

Por suerte pude venir al estadío hoy, ya que hoy a primera hora le dieron el alta a mi bebé, así que junto a la familia de Marco y la mía vinimos a alentarlo, ellos a su selección y nosotros sólo a mi novio. A Bastián lo dejé con la familia de Rodrigo ya que a la hora que empezaba éste partido era horario de visita en el predio de la selección argentina.

Los padres y el hermano de Marco eufóricos me abrazan de la emoción y chillamos juntos. Es mucha la felicidad de saber que la selección de mi novio empezó con el pie derecho el mundial, goleando y gustando.

—¡Y te a dedicado el gol a tí, hija! Ese es mi muchacho—comenta con orgullo Gilberto, mi suegro.

Asiento emocionada, hasta ganas de llorar me dieron al ver que lo primero que hizo al anotar el gol fué dedicarmelo. Me llena el corazón de amor.

—Marco nos a contado el fanatismo y amor que sientes por el fútbol, lo apasionada que eres con tu selección y con River Plate, ¿puede ser? El equipo del que eres hincha en Argentina—asiento con la cabeza—De la fanática que no perdemos al no ser española madre mia, ojalá y lo fueras.

Marco muchas veces a intentado que me ponga la camiseta de la selección española, pero jamás pudo y jamás va a poder, con mi país no se jode. Jamás podría ponerme una camiseta que no sea de la selección de mi país fuera de broma, siempre fiel a mi selección.

Mucho menos una camiseta de Boca, me tapo la nariz de sólo olerla, si me llego a poner una camiseta de Boca me quema la piel seguro.

Asi que hoy solo vine vestida normal, no cómo el resto de las botineras que se ponen la camiseta del país en el que nació su marido, yo quisiera ser así pero la pasión me puede más.

Mi celular suena y yo entro adentro del palco, ya que a pesar de que el partido termino hace menos de cinco minutos el estadio sigue casi lleno.

Rodrigo.

—¿Vos me estás diciendo que no viniste a verme para ir al estadio a ver al otro chupa pija?

Ah bueno, que rara manera de decir hola después de que ayer estuvimos bien y hasta recién también.

—¡Clara te mostraron en la tele, en la previa sentada en el palco junto a la familia del gallego pelotudo ese, después aplaudiendo con una sonrisa de oreja a oreja por el gol que metió el muerto ese y en el final abrazandonte con esa gente con la que estás! ¿Me estás tomando el pelo?

No se puede estár bien con Rodrigo ni siquiera aúnque esté disputando un mundial y después de que mi hijo tiene apenas unas horas desde que salió de la clínica. Pensé que al estár concentrando para los partidos iba a aflojar un poco con su intensidad pero parece que no, sigue igual.

Él se enoja conmigo, pero al final tengo razón. En vez de estár disfrutando a su hijo que se lo dejé a sus papás para que lo lleven a verlo y aprovechar a estár un rato con él, ¿que hace? Me llama para reclamarme que no lo fuí a ver por venir al estadío a ver a mi novio. Ahí está lo que a todos les digo cuándo me plantean el hecho de que nunca le dejo mi hijo a Rodrigo, él hace está cosas que me hace replantearme si realmente quiere ver a Bastián o sólo lo usa a su favor para algunas cosas nomás.