resúmen: follandote a historia en cuatro.
nota: se usa correa con dildo. polla falsa e historia muy sumisa.
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—Shh, está bien. Lo estás haciendo muy bien, cariño. —Arrullas, manos en las suaves caderas de Historia mientras te inclinas sobre ella. Pecho presionado contra su espalda mientras te deslizas entre sus pliegues. Besando las lágrimas que perlaban sus pestañas y bebiendo los gemidos que caían de sus labios temblorosos.
—N-no puedo.. demasiado grande. —Ella hipa, los ojos se cierran con fuerza cuando tu longitud de goma aparece a través de su apretado anillo de músculos, abriéndola para ti.
Una suave sonrisa curva tus labios, el corazón se derrite en tu pecho mientras tu mirada revolotea sobre sus pliegues, resplandecientes y resbaladizos y envueltos tan bien alrededor de tu gruesa polla, tragándote toda centímetro a centímetro. Sus paredes afelpadas se separan bajo el pesado peso de tu longitud mientras se asienta profundamente dentro de ella y hace que se atragante con los pantalones.
Se muerde el labio inferior, las manos empuñando las sábanas.
—Pero puedes. —respondes. —Si tan solo pudieras ver lo bien que me estás tomando en este momento. Te lo aseguro, este pequeño coño tuyo puede tomar todo de mí. —La alabas, un escalofrío le recorre la columna ante tus palabras y sabes que esto la hizo temblar.
Tus dedos bailan sobre su piel suave, desde la cadera hasta los muslos, mientras te sumerges entre sus piernas. Trazando círculos suaves en su manojo de nervios, el dolor transformándose lentamente en placer mientras un gemido se derrama de sus labios.
—Sí, se siente bien, ¿verdad? —Preguntas con dulzura, sus caderas se rozan contra las tuyas mientras se mueve contra tu mano. Buscando más de tu toque, placer enrollándose dentro de ella. —¿Qué pasa, bebé? ¿Quieres algo?
—Más, más, por favor. —Ella suplica, la voz cariñosa en tus oídos y no puedes hacer nada más que complacer, la mano serpentea alrededor de su cintura y acaricia su suave estómago, maravillándose del bulto que se desliza debajo de la piel mientras te deslizas dentro y fuera de ella. Lentamente, suavemente, antes de que aceleres el paso y golpees tus caderas contra las de ella.
Los dedos se clavan en la mantequilla de sus caderas para mantenerla en su lugar mientras cada embestida la hace saltar hacia adelante. Gemidos de tu nombre cayendo, sus pechos rebotando con la ola de tus movimientos.
—Eres tan hermosa, Historia. Una chica tan buena para mí. —La alabas, los dedos encuentran su clítoris de nuevo. Los ojos azules claros giran hacia la parte posterior de su cabeza mientras se convierte en balbuceos sin sentido en tu longitud.
Un punto blanco muy caliente parpadeando en su visión mientras el placer amenaza con romperse dentro de ella cada vez que tu polla empuja en su punto más dulce y se arrastra sobre sus paredes.
Te ablandas ante la vista, su espalda se arquea y sus muslos tiemblan, tan cerca del borde que puedes sentir el dolor entre sus piernas.
—Córrete para mí, linda nena. Te tengo. —Le susurras al oído, enviándola en espiral hacia su orgasmo, el coño revoloteando alrededor de tu polla mientras ella inclina la cabeza hacia atrás, con los labios entreabiertos en un grito silencioso.
Y sabes que tendrás que disfrutar de su tradición a menudo.
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