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Las llaves tintinearon, una puerta se abrió con un pequeño crujido antes de cerrarse de golpe y finalmente estabas en casa.
Encendiendo las luces, tus ojos se fijaron en tu piso ligeramente deteriorado y desordenado en el mismo estado en que lo habías dejado horas atrás. Sin prestar atención a la ropa, los libros y todo lo demás esparcidos por el suelo, tus pies caminaron automáticamente hacia tu cómodo sofá después de haber repetido la misma rutina durante toda la semana. Trabajar turnos largos en los que no hacías nada más que levantar objetos pesados en la temperatura abrasadora del verano finalmente hizo que tu cuerpo se sintiera afectado. Sin embargo, estaba demasiado cansado para mover su cuerpo sudoroso, flácido y muerto de cansancio de los suaves cojines al baño.
No querías nada más que sentir la lluvia de agua tibia sobre tus músculos adoloridos y lavar el sudor pegajoso que hacía que tu ropa se adhiriera a tu cuerpo de manera demasiado incómoda para tu gusto.
El almizcle y la mugre de tu propio cuerpo hicieron que tu nariz se contrajera y se arrugara. Joder, apestas mucho. ¿Cómo no te habías dado cuenta antes? Si hubieras sabido que definitivamente no habías tomado el metro a casa, pero no habías prestado atención precisamente a los que te rodeaban cuando lo único en tu mente era ducha, comida y una merecida siesta. Apestar a sudor era una cosa, pero el sudor mezclado con almizcle alfa y feromonas podía ser insoportable, especialmente para otros alfas y omegas. Afortunadamente, tu rutina no vencía hasta dentro de un par de semanas, por lo que no podías imaginar que tu propio olor estuviera en su peor momento todavía.
Tomar una ducha sonaba delicioso, pero tu cuerpo se negó a cooperar en este momento. Estabas solo y en tu propio departamento, por lo que realmente no importaba si esperabas una o dos horas, pero esperabas no haber perfumado accidentalmente las almohadas de tu propio sofá; sería un dolor en el culo lavar y enjuagar.
Solo necesito un respiro, pensaste antes de cerrar los ojos. Eso fue un error. Cuando los volvió a abrir, lo primero que notó fue lo oscuro que se había vuelto, lo segundo fue la cálida y pesada presencia familiar sobre tu pecho.
❝¿Que quien?❞ Tus murmullos arrastrados por el sueño despertaron a la otra persona y tu rostro se llenó de un inconfundible cabello naranja ❝¿Ichigo?❞
Dicho hombre te ignoró por completo y solo hundió su rostro en tu cuello mientras ronroneaban de contenido retumbando a través de su pecho ❝Vuelve a dormir, estúpido❞
Negó con la cabeza, tratando de escapar de la somnolencia todavía presente en su cuerpo ❝No que- ¿Qué haces aquí?❞ Tu esfuerzo por sacudirte la somnolencia parecía fútil después de todo; tu mente no era coherente; tu cuerpo estaba demasiado contento debajo del otro alfa y su aroma calmante no ayudó en absoluto.
❝Me diste tus llaves de repuesto, ¿recuerdas?❞ El aliento de Ichigo te hizo cosquillas en el cuello mientras resoplaba las palabras ❝Ahora cállate❞
