'tis the damn season || en proceso ❄️
Jasmine Stevens lleva ocho años escapando de su antigua vida, del protagonista de cada una de sus pesadillas. Pero ahora que toda su reputación se ve puesta en peligro, está obligada a enfrentarse al peor demoni...
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EVERETT
OTOÑO 2021
Jasmine me mira como si quisiera matarme. Pero siempre me mira así, así que supongo que es cuestión de tiempo que me acostumbre. De todas maneras, tengo que admitir que encuentro su mirada asesina un poco graciosa.
Chloe me saluda desde la entrada de su casa con un movimiento de mano, y yo le devuelvo el saludo rápidamente. Jasmine se voltea a verla con el ceño fruncido, pero la pelirroja ignora aquello y le susurra algo en el oído, sosteniéndole la mirada, lo que sólo le gana un largo suspiro por parte de Jasmine. Chloe me mira, con una pequeña sonrisita en los labios que no puede significar nada bueno y luego vuelve a entrar a su casa.
Jasmine se gira hacia mí y yo le sonrío, lo cual no parece gustarle mucho porque termina poniendo los ojos en blanco.
—¿Te has cansado ya de la arquitectura y ahora eres conductor de Uber o algo así? —dice levantando una ceja y empezando a caminar hacia mí—. Primero el bar, y luego ahora.
Mi piel vibra en el momento que me llegan sus palabras. No hemos tenido ocasión de hablar, algo que me muero por hacer desde que la tengo en casa. Pero Lenny la vigila como a un perro guardián, y por mucho que he intentado ganarme su confianza en los últimos días, sigue desconfiando un poco de mí. No sé si Jasmine le contó lo que pasó entre nosotros, pero su recelo hacia mí me dice que en el mejor de los casos, sospecha algo.
—Si quieres puedes regresar caminando a casa —levanto un hombro y ella me mira feo.
—¿Dónde está Lenny? —dice, cruzándose de brazos para imitar mi postura. Está a tan solo un par de metros de mí, su cabello se mueve silenciosamente alrededor de su rostro por la fría brisa que nos envuelve—. Si mal no recuerdo, le envié un mensaje a él, no a ti.
—¿Segura de eso? La última vez también estabas convencida que lo habías llamado a él.
Su rostro se descompone, sus mejillas se tiñen de un rosa intenso que sólo puedo percibir porque las luces de mi camioneta siguen encendidas y, tras mordisquearse el labio inferior durante un segundo, empieza a buscar su teléfono con tanta desesperación que suelto una risita. Una vez que lo encuentra, gira la pantalla en mi dirección, caminando unos pasos más para alcanzarme.
Está tan cerca que puedo oler su perfume.
Dulce. Intoxicante. Adictivo.
—¿Ves? —dice y me muerdo el interior de las mejillas para no reírme.
Bajo la vista hacia la pantalla y leo los mensajes cortos entre Jasmine y Lenny antes de volver a clavar la mirada en sus ojos marrones. Siempre han sido grandes, y mirarlos así de intensamente es como observar un pozo profundo lleno de todas las partes de mí que muy pocos conocen. Partes que escondo de la mayoría de la gente, pero que ella conoce demasiado bien.
