31 | please don't be in love with someone else

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EVERETT

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EVERETT

OTOÑO 2012

He estado observando por la ventana atentamente la casa de Jasmine durante... exactamente treinta y tres minutos. Hasta el momento, no ha habido ningún movimiento que me haga pensar que ya volvió de su cita con Andrew, la única luz encendida es la de la habitación de Quinn y la ampolleta que ilumina el porche.

Suelto un suspiro. Me siento como un puto acosador. Lo único que me falta es un par de binoculares. La verdad es que varias veces he tratado de convencerme de abandonar el plan, meterme en la cama y dormir, hablar con ella por la mañana, con la cabeza fría, pero hay una pequeña vocecita en mi mente, bastante molesta debo añadir, que me dice de vez en cuando que en realidad ella no va a volver a casa, sino que va a pasar la noche con Andrew. Ha hablado dos veces, y las dos veces me ha hervido tanto la sangre que incluso he considerado la idea de salir ahora mismo, trepar por el costado de su casa y esperar en su habitación. 

 Como si eso fuera a mejorar las cosas. 

 Quinn se fue hace una hora, después de comerse todo el puré de patatas y pelearse con mi hermano por quién se comería el último trozo de tarta de manzana que preparó mi Nana. Ganó ella. Obviamente. 

Cuando se fue, subí corriendo las escaleras y cerré la puerta de mi habitación para poder mirar la ventana de Jasmine como todo un idiota, en paz.

Me gustaría poder tener algo que decir en mi defensa, pero la verdad es que no tengo nada. Sé que estoy actuando de forma irracional, ni siquiera entiendo el porqué muy bien del todo, no quiero darle muchas vueltas tampoco, porque estoy seguro de que no me va a gustar mucho la respuesta. Tendré que simplemente lidiar con las consecuencias de esto mañana.

—¿Aún sigues esperando? —la voz de Zac llega desde mi espalda, y me hace pegar un salto.

—¿En qué momento entraste a mi habitación? —pregunto dándome la vuelta rápidamente. 

Él ya lleva puesto su pijama.

—Quinn te ha dicho que volverá tarde a casa.

—Sí, bueno... esperaré.

Sacude la cabeza.

—Dios, hermano... si que estás mal, ¿no?

Frunzo el ceño.

—No tengo ni idea de lo que estás hablando.

—Sí, claro.

Zac camina desde la puerta hasta mi cama y se tumba en ella, con las manos detrás de la cabeza. Se ha hecho más alto en los últimos dos meses, estamos casi de la misma estatura, probablemente me alcance en poco tiempo. También tiene el pelo más largo, la cara dejó de ser suave y redonda como antes. Cuanto más crece, menos se parece a nuestra madre, y una parte de mí odia eso.

'tis the damn season || ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora