35 | and my words shoot to kill when i'm mad

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EVERETT

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EVERETT

OTOÑO 2021

Jasmine está riendo de algo que su hermana Quinn acaba de decir. Sus hombros se sacuden, y sus ojos se cierran con fuerza, la sonrisa extendiéndose por su rostro con tanta fuerza que estoy seguro sus mejillas comenzarán a doler en cualquier momento.

Su mamá y George se llevaron a mi Nana en su silla de ruedas, después que esta última insistiera en darles un tour por la casa, como si fuera la dueña. En realidad no me molesta. Me gustaría incluso que Nana accediera a venir a vivir conmigo las miles de veces que se lo he propuesto, pero ella siempre responde que su casa significa demasiado para ella como para empacar todas sus cosas y mudarse a otro lado.

Jasmine suelta otra carcajada que pone una pequeña sonrisa en mis labios, mientras niega repetidas veces con la cabeza. Me gustaría poder haber escuchado lo que Quinn le dijo para haberla hecho reír de esta forma. Bajo la mirada a mi tercer vaso de whisky, tratando de que no se note que no puedo quitarle los ojos de encima.

No es tan efectivo, al parecer.

—Hermano —comienza a decir Pierce—. Si me hubieras dicho que te gusta desde un principio, no habría sido tan hijo de puta como para pedirte que nos presentes.

—¿Qué? —pregunto. Las palabras de Pierce son como una patada en el estómago. Claro, siempre he sido consciente de lo que siento por Jasmine. Eso no significa que no haya intentado, sin resultados positivos, enterrar esos sentimientos lo más profundo posible. Y que otra persona me los haga notar cuando estoy intentando por todos los medios no hacer todo esto más difícil, ni para ella ni para mí, resulta un poco desconcertante, como mínimo.

—Oh, no te hagas el tonto conmigo —se mete un gran trozo de tarta de calabaza a la boca como un animal—. Prácticamente se te cae la baba.

—Ni te desgastes —Zac se mete en la conversación, ha estado tomando del mismo vaso de vino tinto toda la tarde—. Ha sido terco con esto toda su vida. No cederá sin importar lo mucho que te esfuerces.

Pierce suelta una risita, comiendo más tarta de calabaza, y por un momento parecemos tres chicas de quince años chismeando sobre los chicos populares de la escuela. Todo mi cuerpo empieza a sudar porque Jasmine está demasiado cerca para que estemos teniendo esta conversación.

—¿Por qué no me habían contado sobre esto? —pregunta Pierce, llevándose una mano al pecho, haciéndose el ofendido—. Me siento excluido. Como tu mejor amigo, estás hiriendo mis delicados sentimientos.

—Porque Everett trata de pretender que no es un tema —replica Zac.

—Oh, definitivamente es un tema.

—Si, definitivamente.

—Ya es suficiente —murmuro, moviendo la cabeza de un lado al otro, pequeñas partículas de brillantina rosa caen encima de la mesa—. No quiero hablar de esto aquí.

'tis the damn season || ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora