El efecto de un deseo

no eres un despecho

No quería que las cosas queden como si nada, sabía y estaba consiente si rechaza su llamada una vez lo seguiría haciendo –¿Cómo puedes seguir viéndote en el espejo? - se decía así mismo, la maldita voz desapareció de nuevo y se sentía tan solo como nunca en su maldita vida.

Su cuarto era cada vez más pequeño, la ropa estaba tirada en todos lados y su vacío en el corazón le provocaba una gran depresión, hasta escuchar como tocaban la puerta —¿puedo pasar? — Era Nina de nuevo, se veía diferente, se había quitado los lentes su cabello estaba recogido para verla mejor y llevaba puesto un vestido paisano rojo dejando notar su figura, no necesitaba deducir que se arregló para llamar su atención

— Si claro dime

— Note tu tristeza, y quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que tú quieras y necesites

— No eres un despecho

— Eso no me importa— respondió Nina, como si de verdad no le importara —si ya paso una vez, con tal de tenerte estoy dispuesta a ser tuya cuando lo desees

— ¿está segura de eso? Porque sabes que no es serio lo nuestro

— Completamente, te deseo

No era por cuestionar sus decisiones, se veía que estaba consiente en querer tenerlo de nuevo, ella solo seguía a su lado esperando una respuesta a lo que el termino por acceder a sus deseos.

Sabía que Alex jamás le gustaría Amy, verla como una mujer era imposible y estar de boca floja solo logro espantarla, quería tenerla, poseerla escucharla pedir piedad en la cama y estaba consciente de eso, pero lo arruinó de nuevo.

Sus respiraciones estaban a la par, al momento de pensar en Amy lo había enfurecido que comenzó a hacerlo más rápido y con más furia provocando unos jadeos más fuertes de parte de Nina, sus manos tomaron su cuello y comenzó a besarlo, estando de esa manera por unos 40 minutos. No era lo que quería, pero era lo que necesitaba, tal vez tener acto sexual de vez en cuando.

Ahora era Alex solo, tal vez salir no sería mala idea...

Veía a su madre y a su padre juntos como si ambos estuvieran enamorados, la sola idea de verlos aparentando le daba nauseas, ¿solo yo sé la verdad? Se preguntaba así mismo. Su madre estaba loca y su padre era un infiel, el complemento tiene todas las formas posibles, su vida dio un giro de 180 grados al dejar a Amy sola en su casa

No sabía si ir o no al final, permanecía en su cama intentando tapar su humillación del día anterior con su teléfono cerca del rostro, las horas pasaban y sentía como sus ojos se secaban, su hermana estaba cansada de verla de esa manera que sin culpa le tiro agua en su rostro haciéndola reacciona —mierda ¿Por qué hiciste eso?

— ¿no tenías una cita?

— No estoy de humor para salir, quiero estar sola

— ¿y ahora que te hizo el otro? — sus ojos oscuros se posaron en ella, contándole todo —pero que perro infeliz — provocando su enojo, jamás lo había creído de eso de Alex

— Fui solo una curiosidad para él, pero no estaba dispuesta a saciarlo y lo mande a volar, me siento una estúpida, desde el primer momento en que lo vi no paraba de imaginármelo pensé que sería distinto

— ¡Pero no fue! Ahora quiero que te levantes, dúchate y vístete con lo primero que encuentres y Salí con ese tipo— a pesar de que la obligaba le genero algo de risa

— Víctor no es un despecho

— Pero si una distracción pedazo de tonta, ahora levántate y ándate que no te quiero ver hasta que despejes esa mente loca