jugar al malo

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Desde ese momento en el cual su padre dijo porque no quería niñas, era más allá de un potencial machismo, sabía que había algo al fondo de esa opinión en la cual nunca quiso una hija, pero descubrir el motivo no era lo que estaba precisamente en sus planes, nada estaba en sus planes. Solo camino hasta su baño a ducharse, quitándose la ropa, para después verse al espejo, aunque era hombre, seguía con el parecido a su madre, aunque solo tenía sus ojos negros de su padre, su color de cabello, la piel pálida marcada con las uñas de Nina, acompañada de otra "marca" mágica con la que descubrió la primera vez, solo que ubicada en su cuello, "tú no eres así" esa voz ya no estaba ya murió o tal vez no, como sea en lo que ocurriera quería que le diga aunque unas últimas palabras, "siempre estabas aquí" o "¿eres tú o yo?" con un "tu estas allá y yo estoy aquí" era de las míticas frases que escuchaba pero como ya no estaba, prefirió ducharse con agua caliente y que cese todo lo demás, al terminar de nuevo se vio al espejo cubierto de vapor, su mano froto el cristal para verse, y revisar ya su limpio cuerpo, los arañazos de Nina ya no estaban algo que siempre le encantaba de sigo mismo era como se curaba rápido, tenían entendido que eso lo heredo de su padre, terminando ya de cambiarse lo vio pasar a su lado, solo le hizo una mueca y paso sin saludarlo, a eso le pareció algo extraño a Alex, ya que parecía distraído, por un momento pensaba en lo de anoche, y al verlo mejor esos eran arañazos de defensa, y los conocía bien, pero ¿Quién podría defenderse de él? Y no perdía nada con intentarlo, el rostro molesto del hombre era visible ni siquiera su esposa podría cambiarlo. Al saber que su hijo tenía intenciones de seguirlo volteo para verlo directamente a los ojos —¿Qué pasa hijo? — como un intento de persuadirlo

— Si es solo que te ves molesto

— No tengo nada, quiero estar solo

— Entiendo, yo también odiaría si una chica me lastima el rostro, pero parecía una herida de defensa

— ¿Qué sabes de heridas de defensa?

De repente era más ironías, por supuesto que lo sabía, en la otra línea ya se había quedado sin uñas desde ese día en el campus, y lo que Amy reacciono vengándose de ellos uno por uno, pero no podía responder a esa pregunta, se quedó pensando en que podría decirle

— No lo sé, es que Amy me comento una situación

— Tu amiga miente

— No en realidad yo le creo, me conto que hace un par de años unos idiotas la acorralaron en el baño de un lugar y... espera un segundo ¿Por qué me dices que mi amiga miente? — hasta que escucho como se puso a la defensiva, no quería concluir nada

— Es solo que viéndola bien se ve que es de esas niñas raras que creen que viendo esas películas documentales y series policíacas se creen que saben todo de la ley

Alex no podía creer como era bueno dando una respuesta sin tardar nada, no iba a jugar al detective nuevamente como la última vez, sentiría que no podía controlarse

— ¿entonces?

— Entonces que hijo

— Quiero saber quién te hizo eso ¿o fuiste tu quien lo inicio? — en la mente del hombre sentía como una especie de acorralamiento y no le gustaba que Alex fuera tan listo como él, pero solo sonrió y se fue dejándolo solo.

De hecho, fue el mismo quien lo inicio, veía a la joven como contenía la respiración viendo por la ventana, no recordaba la última vez que estaba en compañía de una joven de la edad de su hijo — ¿acaso tienes miedo de mi niña? — Amy esta vez voltio la mirada

— Detenga el auto señor ahora— aunque le hizo caso, ella salió al instante, pero Marcos la siguió y la tomo del brazo para llevársela a un pasillo vacío —oiga ¿Qué hace?

El efecto de un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora