sacrificio

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¿Por qué lo haría? ¿será por qué te quiero? No lo creía con esa actitud, más bien era el momento en la cual muchos creen que sería injusto, era un triángulo muy particular que se llama el sacrificio, o el favor, pero en ese caso era el sacrificio cuando la vio sonreír cuando estaba con el hombre que amaba, era como una pareja real que se amaban, aunque le quitaríamos la lealtad, eso era algo que no existe, sin más al momento de escucharla decir que lo conoce desde sus 16 y que su padre jamás le toco un pelo mientras era una niña, lo consideraba un hombre admirable al no cruzar esa delgada línea. Era el día de su cumpleaños, el día de su final, no iba a llegar a cierta edad en la cual iba tener la relación que quería, no tenía amigos, ni una amiga estaba solo completamente solo pero aún estaba pensando en lo que dijo su madre de "te daré más hijos si es necesario" no era lo que quería creer "por ti tengo al amor de mi vida" como recordar que el amor y la lealtad le tiene a su padre es de admirar.

Al día siguiente Alex se despertó con un regalo justo a su lado de la cama, era de Nina "con cariño", pero estaba demasiado triste para querer recibir "cariño" de parte de la chica de la limpieza, solo se levantó para chequear que sus padres no estaban, el aire estaba espeso de tanta humedad, apenas si podía respirar no podía creer que iba a llegar a ese punto, veía todas las fotos no entendía por qué sus tristezas estaban invadiendo su mente como si no pudiera evitarlo —es raro ¿verdad? — para voltear y ver que era Nina

— ¿Qué quieres Nina?

— Solo que te esperare el tiempo que necesites y quiero darte esto— para ver que era el mismo regalo que aún no ha abierto —por favor piénsalo bien

El por favor fue como algo que sospecha que puede pasar, sentía como un nudo en la garganta.

En realidad, tenía la mente en blanco como si estuviera en una especie de transe, caminaba sin rumbo a un camino lejos de su casa, sus recuerdos y pensamientos se vieron mezclados con gritos de una mujer, y también los lamentos de una jovencita que era idéntica —¿Qué demonios me está pasando? — se preguntaba así mismo, esas voces eran conocidas, hasta temía volverse loco con tantos flashbacks que había llegado al punto de llegar a un puente grande viendo y escuchando el agua como corría y se movía. Sentía que sería injusto culpar a alguien como lo típico que sería su padre por intentar presionarlo en tomar un contrato en la cual no estaba listo, hasta se sentía culpable por sí mismo por desperdiciar sus talentos más de una vez, no iba a buscar culpables más que en sí mismo no sabía cómo termino en esa situación hasta poder llegar al lugar. Cuando pensé que nada me iba a pasar, después de tanto fingir que estaba bien ya no podía soportarlo todos los días tenía ese nudo en la garganta que nunca podía cambiar, aunque suene egoísta todos sufren a su modo puedes ser exitoso y verte feliz y luego vienen las noticias que aparecen sin nada. El conflicto interno se estaba haciendo presente hasta que —si vas a tirarte, deberías hacerlo desde un edificio— escucho una voz, el voltio a ver a una señorita de cabello blanco largo ojos grises y piel cremosa perfecta una de las mujeres más hermosas que vio

— Déjame en paz— pero se puso a la defensiva mirando de nuevo el agua

— se nota lo que quieres hacer, pero al menos si lo haces desde un edificio es más que seguro, pero en el agua alguien fácilmente te puede salvar— dándose cuenta como rimo esas palabras

— ¿y tú quién eres? — Viéndola nuevamente, por sentirse raro —no me digas que eres un fantasma, o una entidad que recoge almas en pena— sin querer la mujer le dio un ataque de risa

— si algo parecido, solo quería preguntarte si realmente estas seguro— mientras lo veía, pero el ya no le prestaba atención su sonrisa se borró y se intentó tirar al agua, esto hizo que la mujer reacciona rápido y lo salve —no tan rápido respóndeme primero— antes de responder lo levanto

El efecto de un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora