X: Los sentimientos de Everleigh

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La última semana me la había pasado haciéndome a la idea de lo que estaba por hacer. Vay y yo repasamos los pros y los contras de mi decisión y llegamos a la conclusión que era ahora o nunca. El solo hecho de pensar que iba a dejarle saber mis sentimientos a Sterling ya me había puesto un peso en los hombros que difícilmente me iba a dejar seguir con normalidad el resto de la semana. La noche anterior había estado especialmente ansiosa y no había logrado pegar un ojo hasta muy avanzada la noche. Para ese momento, ya me había pasado la mayor parte yendo y viniendo en mi cabeza sobre lo que quería decirle. Iríamos al comedor infantil que estaba a unas cuadras y para ello tenía que despertarme temprano. Le había dicho a Sterling que en serio necesitaba hablar con ella, pero tendría que ser en persona. Seguramente, la idea la había dejado intranquila porque nunca había sido tan misteriosa para hablar con ella. Siempre le decía las cosas de frente, le tenía muchísima confianza. Pero esto era algo delicado. Ni siquiera sabía qué era lo que quería decirle, solo que quería hacerlo.

Cuando desperté en la mañana lucía más muerta que viva. Las ojeras debajo de mis ojos eran tan profundas que casi parecía tener un vacío allí. Las tapé con maquillaje e intenté lucir lo más decente posible. Me puse una blusa rosa con bordados, mis jeans, y mis infaltables vans. Cuando me miré al espejo esta vez sí parecía yo. Lucía atractiva.

Mi padre me llevó al comedor. Alex y Gwen ya estaban allí. Los niños nos correteaban de un lado a otro y una de ellas se aferró a mi pierna y no quería dejarla ir. La tuve en brazos la mayor parte del tiempo. Era muy pequeña y muy tímida. Cada vez que alguien se acercaba a hablarle ella se escondía en mi cuello, provocándome una sonrisa. Los niños jugaban con agua y se divertían. Oír sus risas fue suficiente para hacer mi mañana mejor. Sterling no había llegado. Me senté a observar a los niños jugar mientras tenía a la pequeña encima. Le conversaba, pero ella se mostraba reacia a contestar.

—Hola. — Sterling ocupó un lugar junto a mí. Le deposité un beso en la mejilla. Sus pestañas lucían oscuras, con obvios rastros de maquillaje de la noche anterior. Lucía cansada. Trajo sus rodillas al pecho y apoyó su quijada en ellas.

—¿Qué tal la fiesta anoche? — le pregunto. Ella me mira antes de intentar acariciarle la cabeza a la niña que, otra vez, encontró refugio en el pliegue de mi cuello.

—Tuve un encuentro con Amanda. — su mirada parecía buscar cualquier indicio de enojo en mi cara. Ella sabía que opinión tenía sobre ella. Sabía que no le quería y que odiaba verle herida gracias a ella. Era un tema repetitivo entre nosotras, pero ella parecía no cansarse de que Amanda la lastime. Era un patrón que seguía. No importaba que tan mal le hiciera ella siempre terminaba detrás de ella. Aunque ella pensara diferente, eso era lo que se veía desde mi punto de vista como su amiga.

Acomodo el cabello de Camille esperando que ella continúe.

—Ya casi cuando terminaba la fiesta, estaba sentada en la acera y ella se acercó. — mis zapatillas parecían la mar de interesantes en este momento. —Al principio, fue todo bien. Nos pusimos al día, hablamos de muchas cosas. Hasta que habló de Ava. — cerré los ojos fuertemente a la mención de ese nombre. No tenía nada en contra de la chica más que el hecho que salía con Sterling. Ava había salido primero con Amanda y podría decirse que era el amor de su vida. — Dijo algo como que tenía una obsesión con meterme con chicas que habían estado con ella y se fue hecha una furia. — mordí mis labios para no decir nada con respecto al tema porque si yo tenía que opinar, estaría de acuerdo con Amanda, por mucho que me cueste admitirlo. Y yo se lo había dicho, más de una vez. Pero no podía obligarla a enamorarse de otras personas si su corazón la atraía a ellas.

—Y tu... ¿qué piensas? — le pregunto. Por alguna extraña razón, albergaba la esperanza que me dijera que en serio no salía con Ava. Posiblemente sea porque no quiero que le rompan el corazón una vez más o tal vez porque en serio quería que correspondiera a mis sentimientos. Sea la razón que fuere, quería que ella estuviera bien y feliz con las decisiones que tomaba.

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