22. ¿Cómo se siente perder?

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—Esa tarde me dolió demasiado verte llorar, escucharte decir que nunca eras suficiente para nadie partió mi alma en mil pedazos, nunca había sentido tanta desesperación como esa noche. No pude hacer nada más a lo que hice.

Sus ojos seguían acuosos, sus manos temblaban al igual que su pierna derecha, su voz ya ni siquiera salía con claridad, pero de todas maneras necesitaba seguir hablando con él, necesitaba que lo escuchara y se convenciera que debía quedarse a su lado.

—En cambio yo solo quería que estuvieras conmigo, que como siempre cambiaras mi forma de pensar. Mi hermano preguntaba a cada momento que era lo que pasaba, pero yo no podía hablar si tú no estabas ahí. ¿Y según tú eso es amor?

Nani se levantó con fuerza tirando la silla hasta el costado de la habitación, maldijo algunas veces antes de continuar con la conversación ¿Por qué Win era tan terco?

—¡Deja de llorar por eso!

Camino hasta él arrodillándose nuevamente, sus lágrimas cayeron sobre las palmas de sus manos y aunque le dolía verlo llorar, era más el miedo que comenzaba a tenerle, trato de evitar la mirada, pero el chico lo tomo del mentón haciendo que sus ojos se centraran en él.

—Ya no me tengas miedo, ámame, es todo lo que pido.

Win se soltó negando con la cabeza, no podía cumplir con lo que pedía, no podía amarlo tanto como él quería, por qué en su corazón solo se encontraba Bright y nada ni nadie podía cambiar eso.

—¿Acaso te hice más daño que ese hombre? ¿Soy peor que Bright?

Volvió a quedarse callado como si estuviera aceptando cada una de sus palabras, ya no podía soportarlo más, estaba cansado de suplicar que lo dejará ir, que acabará con esa tortura de una vez por todas, ya ni siquiera tenía fuerzas para seguir escuchándolo.

—Y encima duermes en su cama ¿Cómo puedes hacerme eso? — preguntó con un grito haciendo que su cuerpo se estremezca.

—¡Así lo quise! ¡Así lo quiero y pasará todas las veces que yo lo permita!

¿Cómo podía continuar hablando de esa manera? Estaba completamente obsesionado con él y ni siquiera pensaba en las consecuencias que eso traería. Todo parecía juntarse por que su estómago comenzaba a quejarse del hambre, sus piernas estaban entumecidas del frío y ni que decir del dolor en sus muñecas gracias a las cuerdas. Estaba apunto de oscurecer ¿acaso Bright no pensaba sacarlo de ese lugar?

—No, no por qué tu eres mío, nadie más te tocara, no lo permitiré — esa sonrisa que mantenía en sus labios era la que más pánico le generaba — Tu eres mío, no debes de ser tan terco, tú me amas yo lo sé.

—¡Yo no te amo!

—Tu eres mío ahora, nada va a cambiar eso — se sentó en el piso con su pistola en la mano apuntándole al castaño.

—Déjame — volvió a suplicar.

—Estas llorando por él ¿no? Ya sabes que no lo volverás a ver, no te hagas muchas ilusiones pensando que saldrás de aquí.

—No te tengo miedo.

—No me hagas las cosas más difíciles, podemos irnos ahora si es que lo deseas, solo dime que me amas, acepta que eres mío y de nadie más.

—No iré a ningún lado contigo Nani, mátame si quieres — respondió virando la cara.

Se levantó dando un fuerte golpe a la pared haciendo que sus nudillos se abrieran por completo, ya no quería seguir escuchando esa terquedad, estaba cansado de todo, solo debían esperar un poco más para poder irse de ese lugar juntos como siempre debían haber estado.

Maldito Primer Amor│BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora