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— Te lo digo enserio, ese chico no tiene ningún talento más que ser un delincuente en potencia.— uno de los científicos de la base habla, refiriéndose a Harry.

Como Harry es todavía pequeño para dar clases particulares como sus hermanos destina la mayor parte de su tiempo a trabajar con diferentes científicos de la fundación descubriendo su potencial.

Desde hace tiempo todos sus hermanos ya destacan en algún ámbito, pero Harry no muestra interés en nada específico.

— Está bien Dos, vamos a volver a intentarlo.— Harry está en una sala blanca, acompañado de solo un científico, mientras que el resto observan desde un cristal. — ¿Cómo resuelves este puzzle?

— No quiero.— responde tajante Harry, con su pequeña mano aparta el puzzle y se levanta para correr a sentarse en una esquina.

— Bueno, pues hasta que no lo resuelvas no te mueves de aquí.— le responde este. Están bastante acostumbrados al carácter de Harry y han aprendido a ignorarlo hasta que el niño por aburrimiento acaba obedeciendo. — Yo me voy, tú verás lo que haces.— le dice al niño de tres años, que sigue mirando a la pared.

— Pues eso, yo veré.— contesta Harry con lo que se piensa que es una contestación hiriente, pero que solo levanta una risa al investigador.

Las horas pasan y Harry cabezón como él solo se niega a hacer lo que le mandan y se mantiene sentado de cara a la pared. Esto provoca la desesperación de todo el mundo. Lo que les lleva a tomar medidas drásticas para terminar de una vez.

— Dos, tengo a tu oso. O haces el puzzle o te quedas sin él.— Uno de los científicos entra con el oso de peluche de Harry en la mano.

Esto parece provocar una reacción en el niño que se da la vuelta y le mira para comprobar que este dice la verdad y que tiene a su juguete.

— Es mío. Dámelo.— Harry se levanta y va a por su peluche.

El científico lo levanta por encima de su cabeza y señala al puzzle. — Haz lo que se te manda entonces.

Harry nota como brota de él una ira interna. Un sentimiento que para un niño de tres años en muy difícil canalizar. Su mirada baja hasta el puzzle, pero en su mente una idea se está formando y es muy distinta a hacer el puzzle.

Lentamente se sienta en el suelo y alcanza las piezas. Se toma si tiempo en ordenarlas en el suelo. Pasa su dedo por casa uno de los bordes, viendo cuál es su textura. Cuando termina se gira hacia el científico, este tiene una mirada de suficiencia en el rostro.

— ¿Puedes sentarte conmigo?— le pregunta dulcemente.

Este asiente y se va a sentar al lado derecho de Harry. — No, aquí.— este le corrige, señalando el lado izquierdo.

El adulto no da mucha importancia al asunto y se sienta en el suelo. Mantiene el peluche alejado y ve como Harry comienza a colocar las piezas. Es un puzzle pensado para un niño de unos diez años pero no tiene ningún problema en ir colocando las piezas correctamente.

Con cuidado Harry coge una de las últimas piezas, una que ha estado revisando más tiempo. Es la que tiene una esquina más afilada. La sostiene con su mano derecha y finge pensar donde la coloca. Realmente sabe perfectamente qué posición ocupa solo quiere hacer que el investigador se sienta relajado. Cuando sabe que este no va a hacer nada Harry rápidamente mueve la mano y clava la punta de la pieza en el ojo del adulto.

Este reacciona con un grito y llevando las manos al ojo herido, teniendo que soltar en juguete. Harry sin perder tiempo se pone de pie y le empuja por los hombros antes de agacharse y recoger lo que es suyo.

Only human [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora