Cartas a un cadáver.

[7]

¿Mentira o realidad?

"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho de decirle a la gente aquello que no quiere oír".

— George Orwel.

     Una frase que me marcó y la llevo siempre presente. Unas pequeñas palabras que pueden describir cómo te sientes. Cada vez que cito o leo está frase se me eriza la piel, la libertad debería ser un privilegio del que todos debemos gozar, pero en esta sociedad se ha convertido en tú mayor condena. El como ven a las "mujeres" ha cambiado de un tiempo para acá, pero todavía existe el machismo y las viejas mentalidades que acechan a toda costa, esas que te obligan a seguir parámetros dictados por quienes te rodean y no hacer lo que realmente gustes.

      Al conocer al señor Cooper, solo pude imaginarme que sería como lo demás; un simple palurdo, quien me diría lo que debo hacer, que se dejaría llevar por las grandes riquezas y sobre todo, el poder. Debo informarles, que no fue así, aunque no conozco completamente a este hombre, lo poco que se de él, me ha cautivado, es tan difícil no querer aceptar la realidad de que tal vez este sintiendo algo por él y solo me quiera nublar en una mentira, decir que no me agrada este hombre es un gran embuste.

    Después de ese gran espectáculo del que fui parte, el día de ayer, solo pude despertar hoy con ansias de que esté señor decida enviarme una carta el día de hoy, bueno, no a mí, a Michell. Y así ser yo quien pueda leerle tan inspirador e increíble manuscrito.

    No creo saber lo que me depara la vida desde este punto, pero de algo si estoy segura. Muchos nacieron para cantar, bailar, cualquier don que la vida les pudo ofrecer, pero yo vine al mundo a romper las normas y darle voz a quienes son obligadas a callarse. El amor nunca ha estado en mis planes, señor Cooper, pero dije que si en algún momento gozaba de un buen cariño lo aprovecharía. Los seres humanos merecemos ser felices, caballero.

Ian Cooper.

    Nuevo comienzo, nuevo día, un nuevo sol con resplandeciente luz. Hoy debo verte de nuevo, Charlotte, pues tengo que invitarte a el baile de mi familia para Lord Thomas, pues celebraremos su cumpleaños y nada mejor que esta fiesta para fingir, sé que podré engañar a todos menos a mi madre, pero haré un esfuerzo por ti, joven.

    Tengo ansias, pero a la vez nervios, estos sentimientos sobresalen en cada momento desde que te conozco, el deseo de verte y compartir unas pocas palabras (aunque sean descortés) es inmenso, deseo que me acompañes a este baile, tal vez no la pasé tan mal como los anteriores si estás tú ahí.

    Antes de todo, debo enviarle una carta a Michell, quiero que sepa lo mucho que la amo y que lamentable ya la empecé a superar, tal vez sea muy pronto pero no lo controló, el destino es quien decide por mí.

    Nos veremos pronto, damisela.

Charlotte Williams.

    El día de hoy la librería se encuentra vacía, no hay nadie por aquí, me preguntó que evento habrá en la ciudad que todos decidieron abandonar su hobby. Si no hay clientes el día de hoy, tendré que cerrar e irme a mi humilde morada.

    Mientras el aburrimiento se apiada de mi ser, siento la presencia nuevamente de este hombre. Al levantar mi mirada veo al señor Cooper entrar, el día de hoy tampoco lleva aquel disfraz, se me acerca con una sonrisa en su rostro.