Recolectando lágrimas y anhelos.
Desde un hermoso ventanal en un tren en movimiento, se encuentran millones de almas juntas con destinos diferentes en un mismo organismo intentando convivir. Con historias similares, otras no tanto; realidades adversas llenas de muchos estragos, seres humanos que intentan evadir la verdad, individuos que se crean un mundo alterno, una historia perfecta, donde la vida misma no es más que una fábula de un cuento de niños.
Viendo el mundo por aquel hermoso trozo translúcido que me permite observar cada montaña tortuosa, cada nube irregular, la luz encandilante de una estrella que muestra la realidad o bueno, solo a aquellos que desean afrontarla. Miro de forma minuciosa cada detalle de aquel paisaje inmóvil, que, con el constantemente movimiento del tren parece una pequeña obra de arte contada por un misterioso pintor que no para de recorrer su creación más divina una y otra vez, dándole un significado, sentimiento y relevancia distinta dependiendo del día, el ánimo y la claridad de la mente que tenga quien desee observar lo que se encuentra a su alrededor.
Saco una pequeña libreta, miro la cara de algunos compañeros que deciden viajar buscando un nuevo comienzo, otros simplemente evaden su historia y hay quienes buscan claridad para seguir escribiéndolas. Veo seres obnubilados, muchos que solo miran, pero no observan su entorno, distintas situaciones en un mismo cuento, una fábula extraña y un relato de una caballero en busca de su amada. Agarro aquella pluma que en muchas narraciones sería mi espada, afilo lentamente su punta, la sumerjo en un poco de tinta y aplico en aquellas hojas deterioradas y pálidas un poco de color para que cobren vida. Dejo que mi mano se mueva, que el compás de aquel desplazamiento sea la terminación que marque una nueva obra de arte para aquellos soñadores que recolectan lágrimas y anhelos de almas que vagan por las tinieblas de la ignorancia o simplemente, reviven aquellas metas que jamás pudieron alcanzar y aquellas hermosas gotas de cristal que nunca salieron a flote porque el capitán decidió reprimirlas dentro, y tratar de controlarlas manejando aquel barco en aguas turbulentas.
Cuando era pequeño mi madre le encantaba contarme una historia, decía que prefería que pasara toda mi vida intentando descifrar la reflexión de aquel cuento a relatarme una fábula con un significado vago que haya sido compleja de entender solo cuando tenía cinco años de vida. Era la narrativa de un capitán de un barco, un temeroso hombre, con un cuerpo definido y una actitud atorrante, asustaba a cualquiera que tuviera la valentía de acercarse, era, en ese tiempo, el mejor náufrago del mundo, pero, el más inconsciente y grosero sujeto que pudiera existir. Este capitán jamás se permitió sentir, llorar, si quiera crecer porque para él todo se trataba de trabajo, dinero y saldar deudas, jamás había espacio para amar. Un día cualquiera este hombre decidió emprender un viaje donde conoció a una mujer, la cual, cautivo su cuerpo en todos los sentidos, la describía como una hermosa perla varada en las profundidades oceánicas más raras y peligrosas del planeta. Se encontraba atónito por aquella damisela, puesto que, jamás le había atraído alguien en los 50 años que llevaba vivo.
Esta dama era una joven adinerada que esperaba conocer nuevos lugares, para así, retratar cada uno de ellos en su pequeño diario de viaje. El patrón de buques no pudo contenerse y decidió iniciar una repentina conversación para así, obtener la información necesaria para llegar al fondo del alma de aquella chica. Después de horas hablando, este hombre decidió abandonar su viaje y dejar a un lado las riquezas que le esperaban, mientras, seguía conversando con aquel ser que había interrumpido sus planes. Tiempo después, la señorita le dice al capitán «agradezco esta fructífera conversación, pero, es hora de que siga mi camino y espero algún día volvermelo a cruzar en él. Un gusto». El domador de barcos quedó asombrado, él dejo de lado todos sus planes por quedarse explorando y ella simplemente tomo un poco de su tiempo y siguió adelante, mientras el pobre hombre perdió su viaje y sus riquezas por quedarse esperando un amor que solo trajo una recolecta de lágrimas y anhelos.Se que puede parecer incoherente lo que digo, de hecho, la redacción del cuento es un poco inconclusa, si me lo preguntan, pero, una vez que creces y que entiendes que la escritura es una mancha de recuerdos y vivencias que probablemente no a todas se le dieron un fin, comprendes por qué los cuentos de niños son tan cortos y simples, y los autores complejos tienen libros extensos que mucha gente no lee. A eso le llamo ironía, pero, esta historia tiene un trasfondo más complejo del que parece.
La mayoría del tiempo nos aferramos a vivencias pasadas, a sentimientos momentáneos y a grandes anhelos de lo que será el futuro después de aquella conversación que tuviste con aquel sujeto al que conociste de forma repentina, jamás pensamos en que teníamos una vida antes de. Nos aferramos a las risas, las conversaciones fructíferas y las añoranzas enardecidas, dejando de lado la existencia humana antes de haber presenciado un momento atónito para nuestro cuerpo. Muchas veces somos recolectores de lágrimas y anhelos, nos hacemos daño constante pensando en lo que hubiera sido de nosotros si nuestra actitud en ese momento hubiese sido distinta, nos carcomemos pensando e imaginando todo lo que dejamos a un lado por vivir experiencias que en la actualidad no valen la pena, pero, hace unos años eran el motivo por el cual seguíamos con una sonrisa en el semblante. Aparentemente, somos creadores de fantasías y deseos, los cuales, le huyen a la realidad y a las situaciones complicadas que pueda traer un vínculo real. En sí, amamos sobrepensar, diseñar, preparar, acontecer y adivinar todo lo que nos va a pasar a lo largo de nuestra existencia y cuando no le atinamos, nuestra conciencia es una máquina que castiga constantemente nuestras acciones con aquellos pensamientos recurrentes que nos convencieron de que todo sería diferente.Queridos humanos, no lectores. Afortunados creyentes y soñadores, en la vida se ama, pero también se odia, se quiere pero también se llora; en la existencia humana, en el plano terrenal y en la vida espiritual que pueda llegar a tener un corazón y una mente fuera del cuerpo complejo con el que venimos al mundo, se vive y no se aspira, se contempla y no se crea. Puedes diseñar expectativas de vida, quizás, algunas metas que desees lograr, pero jamás, y hago énfasis en esta frase, se puede predecir el futuro de un cuerpo y un alma cambiante. Yo soy escritor, poeta, estudiante, ser humano y un temeroso caballero que jamás sabrá cuál será su mañana, pero sí sabe cómo fue su ayer, jamás entenderá porque transcurrió así su semana, pero, tal vez en un año comprenderá porque vivió eso y si le funcionó para crecer.
Un gran consejo, tanto para mí, como para la humanidad entera que lee las páginas de una historia compleja e incoherente en muchos planos, es que amen, y háganlo con fuerza, con determinación y con entrega, pero pónganle un límite a su amor, a su paciencia, a su determinación y a su gran espíritu enardecedor que se entrega sin pensar que le deparará el futuro. Deben aprender a delimitar la frontera de sus vivencias y aprendizajes, y entender que no todos merecemos la grandeza eterna, pero, la miseria sentimental y los granos de interés intencional no deben ser el confort de nuestras vidas, ni mucho menos, los sentimientos que acompañen la pureza e inocencia a lo largo de nuestra existencia.
Y sí, claro que las páginas de un autor o las conversaciones que un humano puede tener contemplan o conservan a diversas personas dentro de ellas, cada manuscrito plasmado aquí desarrolla un sentimiento, agradecimiento y aprendizaje diferente para distintos seres que formaron parte en algún momento de mi vida. Cada hoja tiene un nombre, apellido, año, situación y sentimiento distinto, pero, en todas ellas hay una emoción en particular que siempre sale a la luz y es el amor. Aunque muchas veces no hay limitantes cuando se ama, no hay acuerdos cuando se vive, todo engloba el gran y temeroso amor. No espero que deseen un noviazgo o vínculo como en los libros de William Shakespeare, donde cada extremo de la relación hace lo posible porque funcione, hay que entender que no todo es perfecto, aunque en algunos momentos lo parezca, y no siempre las conexiones son geniunas y duraderas, ni mucho menos, existe un adiós en cada una de ellas. No esperen que los amen como Romeo amó a Julieta, anhelen que los respeten y desarrollen un sentimiento creativo e inusual por ustedes. Lo que se plasma en papel no es perfecto, son relatos cortos de una historia con diversas perspectivas, no se conviertan en recolectores de lágrimas y anhelos, vivan la realidad y aprendan que a veces lo inusual es bueno.
Después de aquella gota de inspiración que inundó mi libreta, desgastó mi pluma e iluminó mi mente solo pensé en seguir admirando aquel trozo traslúcido que me permitía ver la realidad de mi entorno, no conocer la verdad absoluta de quienes lo rodeaban, solo era contemplar la hermosa vista de un mundo con secretos y curiosidades que probablemente jamás sepamos porque lo insual muchas veces no tiene porque ser algo malo. Tomo valentía y me convierto en un recolector de realidades y experiencias relevantes para el crecimiento del ser humano cuando esta lastimado o simplemente extraña a alguien.
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Cartas a un cadáver.
RomanceUn duelo es la peor etapa que puede vivir una persona que ha perdido un ser querido, tener que afrontar la vida sin un amor, un padre, un hermano. Aprender a vivir con el dolor y dejar de extrañar a un ser el cual su vida acabó. Ian Cooper, un...