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Una prueba de amor inflible.

"Si me preguntan qué es mi poesía debo decirles no sé; pero si le preguntan a mi poesía, ella les dirá quién soy yo".

Pablo Neruda.


    Llevo días investigando, esperando así, encontrar al malhechor que decidió acabar con la vida de un humano, y en este caso, mi madre. He pasado horas indagando en este suceso, intentado así, encontrar una respuesta coherente que alivie el dolor que golpea mi alma diariamente. Me encuentro en una conflagración sin saber que hacer, sin tener mi cerebro y mi consciencia al máximo, siento que soy un personaje irrelevante, en una historia con reflexiones, giros y detalles inesperados.

     En estas semanas no he parado de seguirte, Thomas, he mirado sigilosamente cada centímetro de tú cuerpo, he estudiado minuciosamente cada pequeño gesto de tus días, como hablas, caminas, comes; respondes, piensas, todo, mi Lord. Te he observado por días, y aún, no encuentro nada que me haga ir a la comisaría y culparte por el cargo de homicidio, no logro hacerte responsable de este dolor que posee mi corazón en estos momentos. Como otro día de trabajo, inusual, inservible y desgastante, no encontré con que tinta manchar tus manos, con que papel plasmar tu plan, y en qué libro narrar tu cruel, y macabro asesinato. Lentamente me retiro de tu círculo social, de aquel perímetro que me ayuda a verte, pero, me mantiene lejos de ti. Camino en contra de mi sospechoso. Me dirijo a mi casa, esperando que alguna pista llegué a mi;con mi corazón palpitando, mis ojos agotados y mis manos temblorosas, conduzco mi cuerpo a aquella morada en la que me espera mi amada, mi dulce y tierna Charlotte. La mujer que me ha acompañado en todos estos meses, la única que ha caminado conmigo en aquel túnel oscuro estas semanas, y esa, que paraliza mi cuerpo y pone mi mente a pensar las formas en la que puedo amarla. Se ha vuelto inevitable no enamorarme, aunque sus palabras desde la muerte de mi madre han escaseado, sigo manteniendo unos sentimientos puros y sinceros hacia ella. Sigo enamorándome de aquel ser cruel, sincero y sin ataduras, el único capaz de enseñarme a amar las crueles palabras que su corazón me grita.

     Repitiendo algunas frases, algunos icónicos poemas que nublan mi mente, camino por aquella cera de asfalto, gris, dura, sin sentimientos; sin aflicciones, sin ataduras, una simple vía que me permite seguir el camino hasta mi hogar.

Charlotte Williams.

     Llevo algunas semanas viviendo aquí, acompañando a mi caballero de armadura de plata, un pequeño pedazo de metal noble, sensible y brillante, que acompaña a su gran escudo de letras y a su espada llena de tina, que simboliza, una enorme pluma que le permite plasmar cada pequeño pensamiento, de una forma astral y filosófica (es envidiable su forma de narrar), que permite transmitir cada pequeño sentimiento que tenga batallando en aquellas colinas, que conforman la vida misma.

     Luego de algunas horas en la soledad,  como es de costumbre estas semanas, espero a Cooper, quien debe estar por llegar. Desde la muerte de su madre sale a diario, sé que sigue investigando ese caso, no puedo impedirle que lo haga, por ende, lo apoyo en cada deducción e hipótesis que tiene. Mi opinión respecto al asesinato, es algo vaga e insensata, sé cosas que no me enorgullecen, pero, que él no debe saber, las mismas, me carcomen constantemente, es un enorme secreto el que llevo en mis hombros, pero sé, que al revelar al culpable, perderé a mi amado para siempre, tal vez se lo diga, como puede que me aleje y simplemente desaparezca de su vida. No lo tengo claro, pero debo esclarecer mis pensamientos lo antes posible.

Cartas a un cadáver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora