Amor Infinito || Drarry

Cαρı́tᥙᥣo 7

No era la primera vez que ponía un pie en ese lugar, mucho menos las miradas con desaprobación que recibía, y aunque él las ignoraba en su totalidad, no podía evitar sentirse mal por las consecuencias que su pasado le había traído.

Caminaba con la vista al frente sin dejarse llevar por los cuchicheos de las personas a su paso, lo único importante de estar en el ministerio era dar fin a ese tormentoso pasado que lo arrastraba día con día. De igual manera no esperaba un gran recibimiento cuando estuviese libre, la gente seguiría hablando a su paso y tratándole descortés pero él planeaba abrirse nuevas puertas y oportunidades. Draco pensaba firmemente que después de haber sido testigo de los prisioneros en su casa y ver sangre derramada por doquier, y por si fuera poco tenía al señor tenebroso como invitado de honor, todo lo demás era un juego de niños.

Estaba cerca de la oficina de Kingsley y justo en ese momento vio cómo esa persona que lo había citado caminaba en su dirección. 

-Buen día joven Malfoy- Saludó Kingsley. -Disculpa la demora, tuve que resolver un asunto- Habló cuando llegó a su altura.

-Buen día ministro- Respondió al saludo. -Recién iba camino a su oficina- 

Kingsley abrió la puerta de su despachó al llegar.

-Adelante- Dijo haciéndole pasar a su oficina.

-Gracias ministro- Dijo el rubio y sonrió de forma cortes.

Ambos entraron y tomaron asiento.

-Quería hablarte sobre la última misión que debes cumplir, aunque en realidad es más un favor...- Comenzó Kingsley.

-Claro, sabe que pueden contar conmigo- Dijo tranquilamente a lo que él ministro tomó como buena señal.

-Sé que usted conoce perfectamente a Harry Potter, además de su reciente historia...- Comenzó soltando aquella situación de manera lenta.

-Sí, pero no entiendo que tiene que ver- Draco sonaba confundido.

-Recientemente le ofrecieron un puesto de trabajo como entrenador de la liga infantil de Quidditch, así que por el momento no cuenta con alguien que cuide de su hijo durante ese tiempo. También sé...- Continuó hablando antes de que Draco dijera nada. -Qué últimamente se han visto cómo familia al ser Harry padrino de Teddy, y vives con él, su abuela y tú madre, bien podrías ser la persona de confianza que necesita para eso- Finalizó el ministro observando a Draco y enseguida desvío su atención de él hacía un par de pergaminos sobre el escritorio dejándolos ordenados en uno de los cajones de este mismo. 

Draco era un mar de emociones, de todo lo que se imaginó que pudiesen pedirle, eso era lo que ni por asomo esperaba... ¿Él? ¿Cuidando de su hijo? ¿De Potter? No, algo no estaba bien ahí. Él no podía simplemente aceptar una situación sumamente delicada por qué era tocar terrenos peligrosos, tanto para él cómo para Potter, y ninguno era amigo del otro, se habían tolerado que era distinto, por lo acontecido en la guerra, primero él no lo delató en Malfoy Manor cuando Bellatrix se lo pidió, segundo, su madre tampoco dijo que estaba vivo cuando Voldemort le mandó a cerciorarse y fue una gran ventaja que les ayudó a ganar la guerra.  

-¿Disculpe?- Draco no fue capaz de decir otra cosa. 

-Entiendo que puede ser difícil aceptar algo así por las diferencias que tuvieron en Hogwarts, y supongo son cosas del pasado y que ahora todo pinta diferente, quizá te conmocione saber que Harry está dispuesto, hablé con él antes de proponértelo- Comentó con tranquilidad pero la expresión de su rostro era seria.

Si Draco antes estaba en shock ahora no sabía cómo sentirse. ¿De verdad Harry Potter, el niño que sobrevivió había aceptado que él, Draco Malfoy cuidara de su hijo?, su único hijo. Tal vez haya dejado las diferencias atrás, pero eso no quería decir que iba a recibirle con los brazos abiertos, seguramente no tuvo alternativa y por eso aceptó, pensó Draco. Tomó en cuenta el hecho de que haya visto con sus propios ojos como se comportaba con Teddy, pero las cosas seguían siendo muy diferentes, y por más que trataba descifrar algo que le hiciera pensar que eso era posible, no lo conseguía.