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El aroma delicioso que provenía de la cocina abrió su apetito aún más, el entrenamiento lo había hecho primero y aquello que Draco preparó seguramente estaba tan delicioso como olía. 

Bajó a la cocina y como se imaginó Draco estaba con su bebé en brazos terminando de poner la mesa con ayuda de la varita, sonrió por acto reflejo.

-Está listo- Anunció Draco en cuanto lo vio de pie en el marco de la puerta de la cocina.

-Huele delicioso- Respondió Harry entrando a la cocina y esquivando los vasos que salían levitando rumbo a la mesa. 

-Y sabe mejor, ya está servido- Señaló ambos platos en la mesa. 

Harry se sonrojó por acto reflejo y se encaminó hacia él.

-Déjame cargar a James para que comas- Dijo y se preparó para recibir a su bebé. 

Draco se lo pasó y los tres salieron rumbo al comedor. Harry le dio la fórmula a su hijo, creyó pudiera tener hambre ya y confirmó sus pensamientos cuando el pequeño James tomó con ambas manos el biberón y absorbía con rapidez el contenido. Harry se las ingenió para alimentar a su bebé y comer, el rubio se percató por la manera que lo hacía, que ya tenía experiencia en ello y le dolía más darse cuenta que aun estando con su ex esposo, él tenía que pasar por esas situaciones, siempre estuvo sólo y Draco no pudo evitar admirarlo todavía más.

-El pollo está delicioso y las verduras bien cocinadas, tienes que pasarme la receta- Dijo Harry tomando otro pedazo de pollo con el tenedor y pinchando a su vez un brócoli para llevárselo a la boca.

-Si me pagas una buena cantidad lo pensaré- Bromeó Draco y Harry rodó los ojos cuando le descubrió riendo. -El secreto está en la salsa, no pensé que fueras a tenerla en tú alacena...- Se llevó un bocado generoso al paladar cuando terminó de hablar y darle tiempo a Harry que supiera cuál usó.

-¿Enserio usas salsas que usualmente no comemos?- Dijo sorprendido y esperó a que Draco terminara de comer para contestarle.

-Así es, la verdad no son tan malas, las probé una vez que fui a comer a un restaurante de comida oriental en Londres muggle con Blaise y Pansy, el menú decía que usaban salsa inglesa y quedé encantado con el sabor, así que la busque en el supermercado por media hora- Contó como si aquello fuera lo más normal del mundo, hablar con Harry Potter claro.

-¿En el super mercado?- Dijo sin dejar la sorpresa del lado mientras le daba el biberón a James.

-Sí...- De pronto comenzó a sentirse nervioso, hizo todo un esfuerzo para evitar un ataque de ansiedad así que respiró profundo antes de responder. -Pude haber utilizado un accio pero causarles un infarto a más de un muggle no estaba en mi lista de planes- Dijo para aminorar la presión que sentía en el pecho, estaba ligeramente acostumbrado a los síntomas de un próximo ataque de ansiedad, más si no estaba sólo, bastaba un par de respiraciones profundas para que los latidos de su corazón fueran aminorándose. 

Harry le notó extraño pero prefirió no decir nada, quizá se había dado cuenta de lo que estaba platicando y con quien.

-Me hubiera gustado ver eso- Dijo con tranquilidad y ocasionó que Draco se relajara, a veces cuando los síntomas eran inevitables, sólo bastaba un comentario tranquilizador o en ocasiones quedar en silencio le hacía bien, en ese momento se descubrió mejor y era extraño que la voz de Potter le ocasionara esa reacción. 

-La próxima vez lo haré- Aseguró.

Harry negó con la cabeza divertido.

La comida transcurrió en un silencio cómodo y el rubio tuvo el efecto esperado; tranquilidad. Cuando James terminó de comer Draco se ofreció para hacerlo repetir ya que Harry había comido medio plato en pausas  y él estaba por terminar así que aceptó.

Amor Infinito || Drarry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora