Cαρı́tᥙᥣo 19

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La puerta se abrió para ellos, como sucedía con cada paciente, enseguida Pansy entró en su campo de visión, sentada en la habitual silla de cuero marrón, vestía la usual bata blanca que en su caso resaltaba el bonito color de su piel. 

-Qué sorpresa Dray, cuanto tiempo sin verte- Dijo la chica de cabello castaño, este le llegaba a no más de media espalda, a simple vista se podía observar el cuidado que le daba.

-Lo sé Pans, y luego hablamos de eso, ahora es importante que veas a James- Dijo dándole atención al pequeño en brazos.

La nombrada dirijo la mirada al bebé que Draco cargaba, alzó una ceja y luego miró a Potter.

-Potter, ¿Tú hijo, no?- La chica se puso de pie, encaminándose a ellos.

-Así es Parkinson- Respondió, ni siquiera hubo un saludo de parte de los adultos.

-¿Cuál es su malestar?- Preguntó quedando a la altura de Draco.

-Fiebre, no he podido bajársela, Draco me ayudó a controlarla pero no voy a estar tranquilo hasta que se le quite- Explicó.

Pansy observó a Draco luego de que Harry le hablase por su nombre, él le dio una mirada de advertencia, no era momento para explicaciones.

-Bien, lo revisaré, por favor acuéstalo aquí- Señaló la camilla y se hizo a un lado para darle espacio a Draco. 

Cuando el pequeño estuvo en la cama amenazó con llorar lo cual alarmó ambos chicos, Pansy le colocó una almohada bajo su cabeza y de ese modo se tranquilizó.

La preocupación por James era perceptible en el ambiente, veían a Pansy conjurar un par de hechizos al pequeño y cuando tuvo el diagnostico fue al gabinete pegado en la pared que contenía diversas pociones, tomó un frasco transparente para darle unas gotitas al bebé, que hizo un par de gestos al recibir el líquido por el sabor amargo, afortunadamente las tomó sin problema. 

Las paredes blancas iluminaban la oficina de Pansy al igual que el techo, este poseía una lámpara convencional que no iluminaba demasiado fuerte, la camilla estaba pegada a la pared, su escritorio en la parte de en medio le permitía desplazarse sin problema, no tenía más que dos muebles en la pared, a parte del gabinete donde guardaba pociones, que contenía cosas personales de la chica y en el otro material de trabajo.

Minutos después el pequeño reía al jugar con un peluche que la castaña le había dado.

-Pequeño James estas mucho mejor- La chica habló con voz suave y le sonrió, acarició su cabello levemente antes de voltear a verlos. -La fiebre ha disminuido casi en su totalidad-

Harry soltó un suspiro de alivio mientras que Draco sonrió con tranquilidad.

-¿Por qué le dio fiebre?- Preguntó Harry.

-Tiene una bacteria que seguramente contrajo en el ambiente, nada de qué preocuparse, las bacterias son comunes, todos estamos rodeados de ellas sólo que a veces hay reacciones fuertes y en el caso de James las adquiere con facilidad, su cuerpo está aprendiendo a combatirlas y con un poco de medicina estará bien- Explicó Pansy.

-Me alegra saber que no es grave- Respondió Harry. -Gracias-

-No hay de que, solo déjame darte estas gotas- Le tendió un pequeño frasco con un líquido transparente, Harry lo miró un par de segundos antes de volver la vista a ella. -Haz que las tome dos veces al día, de preferencia mañana y noche, con tres son suficientes, puedes mezclarlas en su fórmula o ¿Le das ya papillas?- Preguntó la chica. 

-No, se suponía tendría que haber visto eso hace un mes o dos, pero han sucedido cosas en mi vida que pusieron mi mundo de cabeza, y hasta hace poco la ordené gracias a la llegada de Draco- Habló mirándole. 

Amor Infinito || Drarry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora