Amor Infinito || Drarry

Cᥲρίtᥙᥣo 8

Se encontraba de pie frente a la chimenea observándola sin parar, debatiendo consigo mismo si meterse o no, sus manos sudaban, se repetía a si mismo que debía calmarse, era consciente que no ganaba nada con ponerse nervioso pero no podía evitar sentirse así. El hecho volver a ver a Harry Potter no era algo fácil de asimilar, no pensaba tomarlo como algo normal dentro de su vida, además por obvias razones entablaría una conversación con él y no estaba listo para eso, pero tenía que hacerlo, sus opciones estaban reducidas, era muy tarde para pensar en renunciar, seguramente Kingsley no aceptaría sus razones, le diría que dejara de ser inmaduro con el asunto, iba a cuidar de un bebé no camino a su muerte, pero él no estaba en su lugar y no podía sentir lo que él así que bien podría tragarse sus comentarios. Respiró profundo una vez más, era mejor irse y dejarse de conversaciones falsas en su cabeza. 

-Bien, aquí voy...- Tomo un puñado de polvos flú y se adentró en la chimenea de su apartamento que a pesar de ser muggle tenía las comodidades de una casa mágica, por fortuna si alguien muggle entraba daba la pinta de ser un lugar con mucho estilo.

Antes de arrepentirse o devolver el desayuno dijo en voz alta y clara la dirección donde tenía que aparecer, segundos después una vista diferente estaba frente a sus ojos.

A penas fue consciente de los rápidos latidos de su corazón al observar parte de la casa, no podía creer que ya estaba ahí. Draco seguía de pie en la chimenea con toda la intención de regresar a su apartamento, bien podía fingir con el ministro que no había nadie en casa, así podrían darle otra misión dónde no tuviera que ver a ese cuatro ojos que tenía metido en el corazón. Decidido a huir en vista de que nadie aparecía, salió de la chimenea para tomar polvos flú cuando la figura de Harry Potter se hizo presente, y Draco pensó en vomitar o desmayarse, no había otra. 

-Malfoy, llegas puntual- Dijo el de gafas sonriendo un poco. -Disculpa la demora, me aseguraba que James estuviera dormido para venir a recibirte- Ofreció como explicación. 

-Potter, siempre lo soy- Alegó y Harry amplió la sonrisa, a Draco le dio un escalofrío y sus ganas de huir regresaron. 

-Me alegra que hayas accedido a brindarme tu ayuda, muchas gracias- Dijo con sinceridad.

En ese momento Draco se percató que la vestimenta del susodicho constaba de una playera blanca de manga corta, un pants estilo muggle en color negro y unos tenis, se notaba la comodidad del chico, pues cuidar a un bebé más sus cosas que hacer le facilitaba el vestir así, su cabello estaba tan despeinado como siempre pero le daba un porte sexy, sus anteojos seguían escondiendo la tonalidad de sus hermosos ojos verde que amaba desde que los vio en Madam Markin.

-No tienes que agradecerlo, la verdad me gustan mucho los niños, he cuidado a Teddy desde que era un bebé así que no tendré problemas- Dijo al cabo de unos segundos.

-Lo sé, Teddy me ha contado algunas cosas sobre eso así que confío en ti- Jamás creyó que esas palabras salieran de los rosados y finos labios de Harry.

-Gracias, supongo...- Dijo con cierta pena y las mejillas ligeramente sonrojadas.

-Por nada...- Harry habló sin dejarle de ver y aquello no ayudaba con sus nervios. -Me gustaría enseñarte la casa para que vieras dónde está todo y no tengas problema con nada, aunque no te prometo un gran tour, nos acabamos de mudar y recién estoy conociendo mi casa- Dijo con pena rascándose la cabeza.

Draco río por lo bajo de las ocurrencias del azabache mientras negaba con la cabeza. Sus nervios se habían calmado sin darse cuenta. 

Comenzaron donde se encontraban y entonces Draco pudo despegar sus ojos de Harry viendo que el salón donde recibían a quienes entraban por chimenea tenía un par de sofás y una mesa en medio con dos recipientes de vidrio que contenían algún dulce o chocolate, cómo adorno  unas flores artificiales muy bonitas, la mesa era de madera café obscura y el suelo lo cubría una alfombra gris claro, que hacían juego con los sofás en color beige.