Anímate y hazlo

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— Vamos Itadori lo tienes que hacer.

— Lo se pero—

— Nada de peros.

Los dos chicos estaban en la habitación de Itadori, su amiga lo había acompañado a su casa después de las clases.

— Tienes que hacer esa carta — habló la castaña.

— Pero no sé que poner.

— Ya se te ocurrirá algo — agarró una hoja y un lapicero y se lo dió a su amigo — Aquí está, escribe todos los sentimientos que tengas por Fushiguro, vamos.

— Bien pero no me presiones.

— No lo haré — retrocedió unos pasos.

El pelo rosa se concentró, agarró el lapicero y empezó a escribir. No sabía muy bien como empezar así que después de escribir unas palabras, lo leyó, no le convenció, arrugó la hoja y la votó.

Agarró otra hoja y empezó a escribir, tampoco le convenció y la votó. Así pasó con unas cuantas hojas por lo menos.

Todo siendo observado por su amiga.

— Cuántas hojas has votado ya Itadori.

— Es que no me salen las palabra, no se como empezar.

— Escribe todo lo que se te venga a la mente y ya después le das un orden.

— Oh buena idea Kugisaki.

Pasaron unos minutos y el peli rosa ya tenía la mitad de la hoja llena.

La castaña que estaba sentada en la cama se paró.

— Voy al baño Itadori.

— Bien — estaba concentrado escribiendo.

— No me demoro.

— Okay.

Camino hacia la puerta y la abrió, iba a dar el siguiente paso pero una persona parada en la puerta se lo impedía.

Lo miró de arriba a abajo, era el gemelo de su amigo.

— Ah Itadori — llamó a su amigo.

— Que — contestó sin mirarla.

Como vio que su amigo no iba a voltear, paso por un lado de Sukuna y salió de la habitación.

— Que pasa Kugisaki — la miro pero esta ya no estaba.

En su lugar estaba su gemelo. Al verlo se asustó y como reacción rápida oculto la hoja que estaba escribiendo.

— Desde cuando estás ahí, porque no tocas.

— Lo iba a hacer.

— Que quieres.

— El abuelo, sabes dónde está porque hace rato que lo busco y no lo encuentro.

— Ah si, dijo que iba a salir al establecimiento más cercano para comprar no se que.

Sukuna se quedó por unos segundos viendo el escritorio del otro, luego lo miró al se dio la media vuelta y se fue.

El peli rosa se quedó estático, ¿Habrá visto Sukuna la hoja? Se preguntó.

Cuando volvió Nobara, se distrajo y hablaron de otras hasta que se hizo de noche y se tuvo que ir.

Solo en su cuarto pudo terminar de escribir las palabras y las ordenó todas en una hoja nueva, al final la dobló y la guardo en su mochila.

Se cambió a su pijama y se recostó en su cama, estaba nervioso, quería que ya sea mañana y a la vez no.

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