Si me hubieras protegido

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— Chicos se que normalmente están callados en el desayuno pero hoy están bastante raros, paso algo.

— Lo siento abuelo — habló Yuji — solo que no hablo con traidores — dijo mirando a su hermano que estaba sentado al frente.

Este quiso reir pero se contuvo.

— No pasa nada abue, solo que algunos exageran las cosas — contestó.

— ¡Exagerar! Debes de estar bromeando.

— Que, tienes algún problema — lo enfrentó.

— Tranquilos y terminen de desayunar.

Así lo hicieron, terminaron de comer en silencio. Cuando el mayor termino se levantó y se fue a la cocina.

El segundo en levantarse fue Itadori, agarró su mochila que estaba en el sofá y se dirigió a la salida.

— Oye porque estás cojeando — llegó Sukuna por detrás y le pateo en la pierna lastimada.

Yuji casi pierde el equilibrio — Que mierda te pasa — se tocó la zona afectada — estoy así porque dejaste tus malditas pesas en el camino y me tropecé.

— Dices que fue por mi, para arreglar eso hay que igualar la otra pierna.

Iba a patear la otra pierna pero el otro lo esquivó a las justas.

— Que te pasa, maldito loco.

Cojeando aún salió de la casa.

Caminaba a paso lento mientras reflexionaba, quería golpear a su hermano de verdad lo quería hacer, pero no era tan fuerte para hacerlo, así que pensó que lo mejor sería aprender a pelear y se le vio a la cabeza quien podría hacerlo.

Al llegar a la escuela vio a su amiga, está corrió al verlo.

— ¡Yuji! — al llegar lo abrazó — estás bien.

— Estoy bien Kugisaki.

— Estaba preocupada ese día — se alejó un poco para verle bien la cara — te sigues viendo mal.

— Estoy mejor, por cierto Kugisaki quería pedirte un favor.

— Es para golpear a tu hermano — indagó — yo te ayudo.

— Bueno algo así.

— ¿He?

— Es que quiero aprender a pelear y estaba pensando en que si Maki me podría enseñar.

— Pelear, bueno contra un abusivo si es una buena opción, si está bien le diré.

— Gracias.

— Vamos al salón.

— Itadori.

— Fushiguro.

La castaña se alejó sin que lo notarán.

— Estás bien, te ves cansado.

— Ah sí estoy bien.

— No lo pareces, ese día saliste corriendo y te estuve esperando cuando salimos pero no apareciste.

— Eso, lo siento...yo.

— Gojo me dijo que estabas en la enfermería.

— Oh si, estaba ahí.

Fushiguro posicionó su mano en la mejilla del peli rosa, Yuji se sorprendió ante tal acto, se sentía cálido.

— Tienes ojeras, no dormiste.

— No pude.

— Ve por un energizante.

— Estaré bien no pasa nada.

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