Capitulo 3

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Desperté con el amanecer y cuando sentí que mi poder aumentaba con el sol. Pero esta vez era diferente porque no estaba solo en mi habitación. Escuché una respiración a mi lado y al voltearme me quedé helado al ver a aquella chica.

Intenté moverme y salir de allí pero en cuanto me levanté de la cama sentí como todo me daba vueltas y mi cabeza me punzaba.

Zuko: Argh -dije bajito- 

Me levanté como pude pero me alarme aún más cuando noté que no estaba bien vestido, me faltaban varias prendas de ropa, incluso más de las que recordaba antes de quedarme inconsciente.

Ima: Su Alteza... ¿se encuentra bien? -me preguntó aún adormilada-

Voltee y al verla no podía creer lo que estaba viendo, ella estaba incluso menos vestida que yo y sujetaba con fuerza mis sábanas contra su cuerpo para cubrirse con ellas.

No le contesté y me puse de inmediato mis pantalones para al menos estar un poco más decente y pedirle a un sirviente que me trajera comida o agua para que me sintiera mejor.

Al caminar me sujete de mi escritorio porque apenas podía mantenerme en pie, entonces vi aquellos dos vasos de agua que me habían traido anoche... seguramente habían puesto algo en mi bebida y por eso ahora estaba así... y había cometido una locura con esa chica anoche.

Zuko: Quiero algo de comida y agua... y asegurense de que nadie además del cocinero toque mi comida -le dije a mi sirviente cuando logré llegar a la puerta.

Asintió y se fue en busca de lo que le pedí.

Ima: Su Alteza yo...

Zuko: Lárgate... -le dije con frialdad.

Ima: ¿Su Alteza? -preguntó como si no entendiera lo que había dicho.

Zuko: ¡¡Te dije que te largues!! No deseo verte.

Pareció pensar algo como si quisiera reprocharme o preguntar porque de pronto había cambiado de opinión pero no lo hizo. De igual forma se lo dije.

Zuko: Lo que pasó anoche... no debió haber sucedido.

Esta vez me miró con tristeza como si quisiera llorar pero no lo hizo. Mientras recuperaba el aliento y esperaba mi comida ella se vistió y sin decir nada más se fue.

Me sentía fatal de solo pensar en lo que había pasado y mucho más porque ni siquiera lo recordaba. No sabía si había sido gentil o si la había obligado, si había dicho algo que no debía o si le revele cosas que eran secretas.

Sentí... que había traicionado a Nerea.

Es cierto, ella ya no está y estoy en todo mi derecho además de mi obligación de tener un hijo... pero no asi.

Comí y me quedé en mi habitación todo el día. Pedí que me trajeran mi trabajo hasta aquí y lo realicé durante toda la tarde para mantenerme ocupado.

No podía pensar en otra cosa que no era en lo que había pasado y tener mi cama justo al lado de mi escritorio tampoco ayudaba mucho. Me equivoque un par de veces al realizar mi trabajo y eso me enojó aun más.

Al anochecer me harte y decidí salir al fin de mi habitación para dar una vuelta por el Palacio y despejar mi mente. Tras un par de minutos me encontré a Azula.

Azula: Vaya Zuzu, hacía mucho que no te veía. Todos los sirvientes estaban hablando sobre tu "reconfortante" noche y como habías corrido a tu regalito al amanecer. Cuéntame más.

Zuko: En estos momentos me importa poco lo que los demás digan... tampoco estoy de humor para ti.

Azula: Venga Zuzu, lo queramos o no, somos hermanos así que deberías confiar en mí... aún así me sorprende que al fin hayas aceptado a una de las chicas que papá te envío. Siempre las rechazas.

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